El municipio cuenta con 284 hidrantes de incendio activos. Su número crecía con la transformación de la ciudad por las obras de renovación integral de la trama urbana que se ejecutaban tras los terremotos de mayo de 2011 y también por las nuevas incorporaciones que se realizan desde la empresa Aguas de Lorca. Las tareas de mantenimiento preventivo son continuas, sobre todo, para sustituirlos por sustracciones, vandalismo y deterioro.
De los casi trescientos grifos o bocas de incendio con que cuenta el municipio, aproximadamente el 60 por ciento se encuentran ubicados en el casco urbano, el 25 por ciento en polígonos industriales y el 15 por ciento restante en pedanías.
En cumplimiento con el Real Decreto 513/2017, de 22 de mayo, por el que se aprueba el Reglamento de instalaciones de protección contra incendios, en todos los hidrantes se llevan a cabo mantenimientos trimestrales y semestrales, además de tareas preventivas. De estas últimas, durante el pasado año se realizaron más de una treintena de actuaciones correctivas en las que se repararon hidrantes y se sustituyeron algunos por sustracciones, vandalismo y deterioro, según afirmaban a La Opinión desde la empresa Aguas de Lorca, encargada de este servicio.
El mantenimiento trimestral requiere de la comprobación de accesibilidad del entorno, señalización de hidrantes enterrados e inspección visual de la estanqueidad del conjunto. «En cada revisión se retiran las tapas de salida, se comprueba el estado y se engrasan las roscas, además de comprobarse el estado de las juntas y racores», señalaban.
El control semestral lleva consigo el engrase de la tuerca de accionamiento, rellenado de cámaras de aceite (si procede), apertura y cierre de hidrante, comprobación del funcionamiento de las válvulas, del estado de los drenajes y verificación de la estanqueidad de los tapones.
En el casco urbano de Lorca hay 168 hidrantes. De ellos, 25 están en el barrio de San Cristóbal, 18 en el barrio de San Diego, 14 en los Barrios Altos y 16 en el barrio de Santiago, estando el resto repartidos por distintas vías de la ciudad. En el Polígono Industrial de Saprelorca hay implantados un total de 67 y en las pedanías del municipio hasta 49.
La necesidad de situar este equipamiento en las zonas de difícil acceso surgió a raíz de la muerte de cinco miembros de una familia en el incendio de su vivienda en un cabezo del barrio de San Cristóbal. No había hidrantes en la calle y la estrechez de la vía dificultó la llegada de los bomberos. Desde entonces, las obras de renovación en barrios, casco urbano y pedanías han contemplado la ampliación de los hidrantes para evitar situaciones como la ocurrida en agosto de 2003.
En las calles lorquinas hay hidrantes de dos tipos, de columna y bajo nivel de tierra, también llamados de arqueta. Ambos son puntos de captación de agua específicos para los bomberos en caso de que el incendio sea de grandes dimensiones y no se haya podido extinguir con los recursos hídricos propios de las unidades móviles. También se sitúan en lugares estratégicos de difícil acceso para los vehículos de extinción, aunque en los últimos años se cuenta con infraestructura específica para llegar a todos los rincones.
