La Comunidad Autónoma comprará diez viviendas para realojar a familias que viven en infraviviendas en el barrio de San Fernando, gracias al programa de erradicación del chabolismo, que desarrolla la Administración regional en colaboración con el Ayuntamiento de Lorca. Técnicos de ambas administraciones están visitando viviendas para proceder de inmediato a su adquisición.
El director general de Vivienda, José Francisco Lajara, informaba de esta novedad durante la comisión de seguimiento de este programa europeo, cofinanciado con el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) y el Fondo Social Europeo (FSE) y que está enmarcado en las políticas de hogar para facilitar el acceso a una vivienda digna a familias que viven en infraviviendas.
La Comunidad ha adquirido 50 viviendas en las ciudades de Alcantarilla, Mazarrón y Murcia, en las que ha invertido 4,4 millones de euros. El director explicaba que “estas viviendas cuentan con el visto bueno de los respectivos ayuntamientos, con los que trabajamos de manera muy estrecha en todo el proceso de compra”. Una vez que se han adquirido y adecuado se ceden a las Consistorios, que las incorporan al parque de vivienda pública de cada municipio.
Al respecto, Lajara destacaba que “se ha trabajado con mucha intensidad para que las familias puedan iniciar una nueva vida” y mostraba su satisfacción por la “buena marcha del programa, gracias al trabajo conjunto de los técnicos públicos y de las entidades del tercer sector”.
Lajara se refería al “papel crucial que juegan la Consejería de Mujer, Igualdad, LGTBI, Familias, Política Social y Transparencia y la ONG Habito en el realojo, porque se encargan del acompañamiento social para ayudar a las familias en el proceso de integración social”.
En San Fernando son diez las familias que viven en un barrio de casas prefabricadas con quince niños menores. La mayoría no pudieron acreditar ser dueñas de los pisos de San Fernando donde residían hasta el terremoto. El pasado mes volvían a denunciar la situación en que se encuentran con casas agrietadas y por las que se cuela el agua cuando llueve. El invierno, contaban, es intenso, pero el verano aún peor. Entonces, algunos se ven obligados a abandonarlas para dormir debajo de un árbol cercano, “donde se está mucho mejor que dentro de nuestras casas”, afirmaba en declaraciones a LA OPINIÓN uno de los vecinos, Pedro Moreno Moreno, más conocido como ‘Kale’.
