La Opinión de Murcia

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Fiesta

Redobles pasados por agua

La Noche de los Tambores congrega a centenares de personas por las calles de la localidad en una atronadora tamborada que estrena el Interés Turístico Internacional bajo la lluvia

La Plaza del Ayuntamiento de Mula se llenó anoche de túnicas negras para celebrar la Noche de los Tambores, que regresaban dos años después tras la pandemia. MICAELA FERNÁNDEZ

La Noche de los Tambores de Mula finalmente estuvo pasada por agua. El evento, que pretendía congregar a miles de personas en la Plaza del Ayuntamiento para vivir una noche intensa al ritmo de redobles y tradición para desafiar a la lluvia, apenas duró debido a las fuertes precipitaciones que cayeron una vez entrada la medianoche.

Después de dos años con una Plaza del Ayuntamiento vacía y a pesar de la amenaza de precipitaciones constantes, los tambores de Mula hicieron al menos durante unos minutos redoblar la noche de Martes Santo en una tamborada que estrenaba el Interés Turístico Internacional.

El reflejo de la emoción en los miles de tamboristas que durante la noche hacían vibrar la tradición, una llamada a la tamborada que aceleraba al unísono los corazones de los tamboristas y una noche mágica que se prolongó hasta bien entrada la madrugada.

Pequeños y jóvenes participaron en el acto, que estrenaba el Interés Turístico Internacional. | M. FERNÁNDEZ

A las once de la noche, cuando quedaban ya sólo minutos para la cita más esperada del año, la plaza iba llenándose de tambores y túnicas. Una marea negra incesante que poco a poco iba rellenando los huecos hasta que ya no había espacio para más. Algunos atrevidos alzaban sus tambores en el aire para intentar llegar hasta una plaza rebosante de emociones.

Vecinos y visitantes se agolpaban en las calles aledañas, donde se vivía intensamente todo lo que sucedía en la plaza desde las pantallas situadas por todas las calles de acceso al epicentro de la tamborada. Poco antes de la medianoche, cuando la plaza quedaba a oscuras y las luces iluminaban la torre del reloj, los tamboristas alzaban sus palillos al vuelo pidiendo callar cualquier sonido e intentando acelerar el ritmo de las agujas del reloj, a pesar de la lluvia.

La sangre hierve dentro de los cuerpos, las manos tiemblan sudorosas. Niños y viejos, hombres y mujeres, ricos y pobres, creyentes y agnósticos, todos formando un todo, tambor y tamborista.

Cuando el reloj de la torre marcaba la llegada de las doce sonaba la fanfarria llamada a la tamborada y en la plaza, bajo el monumento a los tamboristas, alumnos de la Escuela del Tambor marcaban el fin de un silencio que se rompía bajo el sonido de numerosos tambores. Mula resonaba de nuevo con mucha fuerza. El presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, el consejero de Presidencia, Turismo, Cultura y Deportes, Marcos Ortuño, y el delegado del Gobierno, José Vélez, entre otros, no quisieron faltar a la cita acompañando al alcalde, Juan Jesús Moreno, y al resto de concejales de la Corporación Municipal en una noche tan especial.

Este año toca, este año en Mula se toca

Una jornada que, a pesar de quedar deslucida por la lluvia, surgía como la protesta de un pueblo contra el poder civil y que ha pasado a ser parte del pueblo, una de las noches indispensables para vivir la historia y tradición muleñas, la Noche de los Tambores, una fiesta singular que ha pasado de generación en generación y de la que disfrutan grandes y pequeños bajo un mismo sentimiento.

Durante la mañana de este miércoles, y durante gran parte del día, los tambores seguirán sonando y los tamboristas engalanarán sus cajas con flores dando la bienvenida a una primavera que todavía se resiste a llegar.  

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