De manera fortuita, por ser letrado y pertenecer a la Curia, me encontraba allí, hace más de treinta años un Sábado Santo en San Patricio haciendo honores en la Misa Solemne de mi titular, la Virgen de la Soledad; y entonces, el que era presidente de la Cofradía, nuestro amado y respetado don Antonio Aguirre, me ofreció o sugirió: “Pedro a dirigir el trono de la Virgen”.

Y, desde entonces, quedé enredado en dicha responsabilidad, la más emocionante relacionada con mi carrera profesional, y el mejor de los cargos ser ‘jefe de varales’ o capataz, aunque me han dado una medalla llamándome ‘Hermano Mayor’, (será por la edad), que para algunos les resultará insignificantes, pero ignoran que te llena de alegría, es un punto de encuentro con los compañeros y compañeras de profesión, se crea otro tipo de complicidad entre nosotros, antes y después de los ensayos.

Ésta, que es la cofradía más pequeña, y más sobria de Lorca, también es la única que surgió con carácter gremial, y mantenemos que aquellos que de sus componentes, pertenecen al mundo Judicial, Fiscal, Letrados de la Administración de Justicia, Notarial, Registral, Abogacía, Procuraduría, Funcionariado de Justicia, Perito judiciales.

Puedo presumir que vigilo y dirijo este trono en andas que se pasea por el casco histórico, que desfila sinuosamente portando una imagen, discreta, y recogida, que transmite la desolación del duelo que está por venir, portada en sus andas por nosotros los servidores de la Justicia. Ella envuelta en un maravilloso manto negro, delicadamente bordado, con el fino arreglo floral, las luces enfocando su afligido rostro, y sus manos cruzadas entre la delicada mantilla. El Sábado Santo, la Lorca barroca, San Patricio, San Clemente, la Encarnación y el Resucitado la esperan a la vuelta para entrar en la ex colegiata, casa común de todos, y nosotros la Curia la acompañamos. Y yo, me siento tan privilegiado…

Recuerden este sábado no hay más hermoso escenario de Pasión que el caminar de la Virgen de la Soledad, por las calles del entorno de San Patricio, esta es otra emoción, contenida sí, pero insuperable en belleza. Cielo negro, velas amarillentas, ventanas con visillos, música de duelo, estandartes de las demás cofradías, es día de tregua para los rivales, es momento de recogimiento. Viva La Curia, y Viva la Virgen de la Soledad.