La Plaza del Caño, la de España y la cuesta que lleva a los juzgados se han convertido en más de una ocasión en ‘sala’ improvisada. La situación ha dejado de ser una ‘anécdota’, porque no es un detalle accidental, sino todo lo contrario, se repite con demasiada frecuencia. El motivo de que estos espacios al aire libre se utilicen para practicar diligencias no es otro que las barreras arquitectónicas que plantea el actual Palacio de Justicia, el de la Plaza del Caño.
Para llegar a las distintas dependencias que acoge hay que subir 39, 59 y 76 peldaños. No hay ascensor, ni rampas, por lo que a las personas mayores o con dificultades motoras únicamente les queda ser atendidos en plena calle. En esta sede judicial se sitúa el Registro Civil y los juzgados de Primera Instancia e Instrucción número 1, 2 y 3.
No muy lejos, en la Plaza de Evaristo Sánchez, en la calle Padre Morote, están el número 4, -también de Violencia de Género- 5, 6 y 7. Aquí las dificultades son otras porque el inmueble, un viejo edificio remodelado, recibió tras el verano de 2009 a un inspector de Trabajo que dejó entrever que no reunía las condiciones necesarias para el fin a que se destinaba. La visita fue la respuesta a la denuncia que presentó el Cesif después del incendio de un cuadro eléctrico.
Entonces, los sindicatos denunciaron la escasa ventilación, con ventanas diminutas a dos metros de altura y con barrotes; y que la salida de emergencias era la entrada principal y la de los calabozos. Se solucionó con un sistema de climatización y colocando un nuevo contador para evitar los continuos cortes de suministro eléctrico.
Entre Zorrilla y Alfonso X el Sabio está la Oficina de Notificaciones Judiciales, a pie de calle. Y en la zona de la antigua Plaza de Abastos los juzgados de lo Penal 1 y 2. Las sedes judiciales están desperdigadas, lo que lleva a abogados, procuradores y fiscales a un ir y venir de una a otra cada día. Y a los usuarios, ante el desconocimiento de la ubicación de cada uno, a constantes equivocaciones.
Los anuncios de la construcción de un nuevo Palacio de Justicia se han sucedido en los últimos casi treinta años. Inicialmente se planteó la posibilidad de ampliar el actual, el de la Plaza del Caño, con la incorporación de la vieja cárcel y el entonces Archivo Histórico, enclavado en el antiguo Pósito. La incorporación del edificio del Centro Comarcal de Salud, también se abordó, aunque no hubo acuerdo. Y, entonces, surgió la posibilidad de construirlo en el lugar que inicialmente iba a acoger un barrio artesano. La manzana, conformada entre las calles Selgas, Paradores, Palmera Uceta y Galdo aportaba espacio suficiente no solo para los juzgados actuales, sino para posibles ampliaciones.
A pesar de ello, las vicisitudes han sido muchas en los últimos años. Tirando de hemeroteca, el andamio de la calle Selgas que sostiene la fachada de la Casa de los Ossorios, ha costado casi medio millón de euros a unas y otras administraciones. Esta cantidad se debe al alquiler inicialmente del hermatoste y a la más tarde compra.
También por el camino se ‘perdieron’ las pinturas que atesoraba la primera planta del edificio, construido a finales del siglo XVIII. El derribo de parte de la construcción acabó con las pinturas conocidas como engaño de ojos, con perspectivas, cuadraturistas, con influencia italiana.
Este jueves la ministra de Justicia, Pilar Llop, dará a conocer el proyecto que cuenta con un presupuesto de diez millones de euros. El solar donde se construirá está siendo adecentado en los últimos días, como también la calle Selgas. Esta vía, de paso casi obligado para abandonar el casco antiguo, presenta una estrechez que lleva a algunos vehículos a tener que subirse a la acera, por la ocupación de la calzada por uno de los andamios que sostienen las fachadas del s solar del futuro Palacio de Justicia.
