Los murcianos se han metido estos días en la cocina y han recuperado platos de cuchara que han llevado a la mesa para lograr entrar en calor. Olla fresca, caldo con pelotas, cocido... son algunas de las recetas más elaboradas en las últimas jornadas a tenor de lo que refieren carniceros y fruteros. «No puedo contabilizar los huesos de espinazo para olla fresca que hemos vendido, pero sí las albóndigas que he hecho. Son más de mil y se acaban de agotar nuevamente, por lo que toca ponerse a hacer más», afirmaba Cristóbal Moya que regenta una carnicería en la calle Floridablanca de Lorca.

Atiende a una clienta que le pregunta si le queda pava para hacerla en salsa. De inmediato, saca un ejemplar que puede rondar los diez kilos, mientras cuenta que «la gente se ha metido en la cocina y está haciendo toda clase de guisos calientes». En la Corredera está la frutería de Juan Sánchez que estos días es un ir y venir de clientes que esperan incluso en cola a las puertas del establecimiento. «Se llevan calabaza, acelgas, espinacas, apio, puerro, zanahorias, alcachofas... Verduras para guisar. Para hacer platos de cuchara que es lo que pega estos días de frío», cuenta.

En estas fechas, después de la Navidad, es habitual que se incremente el consumo de frutas y verduras. «La gente después de las comilonas de las fiestas suele aumentar el consumo de verduras, pero estos días el incremento ha sido muy grande. Nada que ver con otros años. Se están haciendo muchos caldos, muchos potajes, migas... comidas de invierno, de frío», reseña Juan Sánchez mientras varias clientas asienten sobre lo que cuenta.

Los cocinillas se han puesto el delantal, pero los que no son amigos de la cocina y les gusta el buen comer tienen a Braulio Cantero como el mejor de los aliados. El dueño de ‘La Alacena’ reconocía que lo que más se han llevado sus clientes estos días de frío ha sido «fabada asturiana, lentejas con costillas y chorizo, migas, manitas de cerdo y rabo de toro». Lo asegura mientras prepara una sopa de picadillo que huele a gloria y de la que ya tiene prácticamente todas las raciones vendidas.

Cada mañana da cuenta a su grupo de seguidores del menú del día a través de wasap. A mediodía comienzan a llegar las peticiones y a la hora de comer cada día son más los que acuden a recoger su encargo caliente y listo para echarlo en el plato al llegar a casa. «Es cómodo para el que no quiere, no sabe o no puede cocinar», relata.

El frío ha incrementado la venta de estufas hasta un 30 por ciento. «Se están vendiendo placas, braseros y resistencias que se enganchan a la mesa camilla y que calientan muy rápido», apunta Mariano Mateo, dependiente de la tienda de electrodomésticos Dimensión, en la calle Murillo. Pero lo más demandado son las estufas de proximidad. «Se las llevan, sobre todo, oficinistas. La covid obliga a tener ventanas y puertas abiertas y por eso nos demandan pequeñas estufas que den mucho calor para evitar esas corrientes de aire». Este año han vendido unas 40 estufas de proximidad. Pero también han aumentado las peticiones de calefactores para el cuarto de baño.

La venta de ropa de hogar gira en torno a las faldillas para las mesas de camilla. «Las piden que sean lo más gruesas posible. Incluso alguno se ha llevado dos para evitar que el calor del brasero salga de la mesa», señalaba Carmen García, dependienta de una mercería. En mercados como el semanal del Huerto de la Rueda y el de los domingos de Purias se han incrementado las ventas de mantas y sábanas de franela, como también de edredones.

En los establecimientos de ropa de abrigo «se han llegado a agotar las bufandas y guantes», explica Antonio Martínez, de la Asociación de Comerciantes de Lorca, Codelor. Entre las prendas más demandadas están «abrigos, pijamas, batas, jerseys de lana, calcetines y camisetas interiores». Martínez detallaba que muchos han aprovechado las rebajas para «cargar». Las ofertas de hasta el 40 por ciento de muchos establecimientos «han permitido a los comerciantes vender el doble, quedándose sin prendas de abrigo en muchas tiendas».