El Mercado de Purias de los domingos tiene todos los ingredientes necesarios para estar en auge. Está al aire libre, por lo que la afluencia de público en estos momentos de pandemia crece vertiginosamente. Pero también cuenta con puestos que ofrecen toda clase de productos, desde verduras y frutas, a ropa, plantones para el huerto o jardín, especias, encurtidos, jamones y embutidos, entre otros, a unos precios muy interesantes.

Aunque quizás el día de celebración, el domingo, es uno de los argumentos más atractivos, ya que permite a las familias en que los dos cónyuges trabajan, poder hacer la compra para toda la semana. Este domingo estaba abarrotado de público hasta el punto de que era difícil encontrar un aparcamiento libre para dejar el coche. La zona destinada a vehículos de la parte alta del mercado estaba repleta, pero también la lateral y los espacios más inmediatos a la carretera.

Las calles del mercado también mostraban una afluencia mayor de lo habitual y en los puestos había que guardar largas colas, sobre todo, en los de frutas y verduras. “Merece la pena venir, porque las verduras están recién recogidas. Las habas, guisantes, alcachofas y repollos, son de una calidad excepcional”, apuntaba Teresa García, una lorquina habitual en el puesto de Mari Huertas.

En los encurtidos, igualmente, había largas esperas, como en el de las especias. La ropa está de rebajas. “Un chándal a 10 euros. Dónde lo vas a encontrar a este precio”, gritaba una de las vendedoras. Y un artesano del esparto hacía una canasta mientras algunos curiosos se interesaban por los productos que tenía a la venta, desde alfombras y cestos hasta capazos y cactus decorativos.

La presencia de tanto público ha beneficiado al área comercial que ha surgido con el paso de los años junto a este mercado. Una ferretería, un supermercado, panadería, carnicería y chacinería... viven cada domingo su particular ‘agosto’. Algunos cosechadores aprovechan para poner pequeños puestos en los que ofrecen el excedente de sus huertos. Y camiones repletos de leña ofertan madera para braseros y chimeneas.

Colas en el puesto de pollos, cuyo aroma lo inunda todo, mientras algunos conductores hacen sonar el claxon para que los de delante aceleren la marcha y lograr aparcar lo antes posible para hacer su compra. En el mismo lugar, los sábados se celebra un mercado de objetos de segunda mano con cada vez más vendedoras y la presencia de multitud de curiosos.