Adentrarse en el cabezo del Calvario Viejo del barrio de San Cristóbal de Lorca es como verse de repente transportado al pasado. Calles empinadas, serpenteantes, con callejones por los que a duras penas cabe una única persona. Casas que parecen montadas unas en otras con fachadas desgajadas, canalizaciones de agua que sobrevuelan y basura, basura y más basura que se acumula en barrancos, rincones y hasta tejados.

 La ropa cuelga de las rejas de las ventanas y los balcones y el silencio lo ocupa todo este jueves hasta que desde el fondo se oyen las pisadas de una vecina. Es Daniela Gómez (nombre ficticio) que aunque va camino del trabajo no duda en compartir con LA OPINIÓN su sueño más inmediato, “sacar a mi hija de tres años enferma de aquí”.

Llegó hace cuatro años tras un desahucio. Su abuela de 90 años vivía en una casa del cabezo que resultó inundada. “En esa cueva se han criado mis tíos, mis primos… Nunca ha entrado agua y sigue teniendo problemas de goteras a pesar de que me la arregló mi madre. Ahí vivo con mi pequeña”.

El edil de IU señala las canalizaciones de agua que sobrevuelan las calles. Pilar Wals

Las goteras en su vivienda son “como si pasara un río. El agua entra hasta por la puerta. Para evitarlo tengo que poner toallas y cubos por todos lados para recoger la que cae del techo”, relata la joven. Su día a día, en este lugar es “tormentoso”. Pero las noches tampoco dan tregua al descanso. “Se drogan en la puerta de mi casa, los yonquis llaman para pedir agua y los jaleos son continuos. Estamos rodeados de vicio y lo único que quiero es escapar de aquí”, se lamenta.

Al caer la noche procura estar en casa. “Me han robado varias veces. Se han llevado mi perro hasta en tres ocasiones y he tenido que rescatarlo y pagar por él 200 euros”. Las ratas, argumenta, “son como gatos. Corretean mi tejado, por donde en alguna ocasión también me han intentado entrar”. El tránsito de gentes es continuo. “No es gente de aquí. Vienen, a lo que vienen, esto es un supermercado donde se puede comprar de todo, heroína, cocaína… de todo lo que quieras”, recalca.

Pedro Sosa y Gloria Martín charlan con María Asensio, vecina del Calvario Viejo. Pilar Wals

 A pocos metros de donde Daniela se marcha camino de su trabajo vive María Asensio Sánchez, en la calle Teruel. Hasta llegar a su ruinosa vivienda hay que atravesar una amplia zona empinada en la que no queda asfalto. Los excrementos de perros están por todas partes. María, que acaba de quedarse viuda, vive con su hijo de 18 años cuya ilusión máxima es ser camarero. “Estoy segura que me lo van a coger en el curso porque es muy ‘bonico’ y trabajador”, relata.

Su casa está adosada con una especie de grapas de acero a la construcción más inmediata. En la entrada hay un patio donde se encuentra la pequeña cocina. “Aquí calentamos el agua para bañarnos”, explica. No tienen agua caliente, ni lavadora. “Lavo a mano, en el lavadero que tengo arriba, como hacían las antiguas”. Y del frío y de la humedad se protegen con un brasero.

A pesar de ello, no tiene grandes aspiraciones. “Me gustaría tener un ‘dinerico’ para arreglar mi casa. Si pudiera le haría un poco de obra para ponerla bonita”, cuenta María mientras pide a los concejales de Izquierda Unida-Verdes, Gloria Martín y Pedro Sosa que nos acompañan que le traigan una manta para el frío y algo de ropa para su hijo.

Estado de una de las calles de este cabezo del barrio de San Cristóbal. Pilar Wals

 Este es el día a día del cabezo Calvario Viejo para el que esta mañana el Grupo Municipal de Izquierda Unida-Verdes ha pedido un plan integral “para luchar contra el grave problema de la droga”. La edil Gloria Martín proponía una “experiencia piloto” que afronte “la realidad silenciada que está cercenando el presente y futuro de muchos de sus vecinos, especialmente de la población más joven, y que está destrozando familias”.

 La edil se mostraba agradecida con el equipo de Gobierno por las actuaciones que está llevando a cabo, pero señalaba que no pueden quedarse en “algo puntual”, por lo que ha pedido que “de forma conjunta” trabajemos todos por sacar de esta realidad a los vecinos del cabezo Calvario Viejo. “Hay que poner en marcha acciones permanentes que refuercen la seguridad, salud pública, habitabilidad, movilización de viviendas vacías y de mejora de la limpieza y de mantenimiento del espacio público”, concluía.