Largos años de ir de un lado para otro, de ser acogidos temporalmente, de reunirse en el bar de la esquina… Y, por fin, anoche los Amigos de la Cultura recibieron la tan merecida sede que deseaban desde hace largo tiempo. “He cumplido mi palabra”, admitía el alcalde, Diego José Mateos, quien durante la última entrega de los premios Elio se comprometió a reparar la “injusticia” que con los Amigos de la Cultura se estaba cometiendo. “Que una organización como esta, con la solera que tiene, no tuviera un lugar donde sentarse, reunirse, hablar de sus cosas… no era justo”, reconocía Mateos.

El Centro Cultural Fondo Espín y, en concreto, una de sus salas, es desde la noche de este jueves la sede de los Amigos de la Cultura. “Se trata de la sala más noble del Fondo Espín. Aquí, los Amigos de la Cultura podrán seguir trabajando en la defensa de la cultura”. Y volvía a recuperar las palabras que en los últimos días ha repetido una y otra vez. “En Lorca, no sabemos valorar lo que tenemos, lo que somos… Es momento de comenzar a hacerlo, de creérselo”.

Pedro Felipe Sánchez Granados recordó algunas de las hazañas de los Amigos de la Cultura. Entre las primeras, la recuperación del Teatro Guerra que de lo contrario hubiera terminado siendo demolido y su lugar ocupado quizás por un bloque de viviendas. “La gente decía que era una cosa vieja que había que tirar. Y nos empeñamos en lograr su restauración. En ello, nos ayudó mucho el entonces alcalde Gallego [José Antonio Gallego]”, contaba. Más tarde, reivindicaron la figura del escritor lorquino Eliodoro Puche con una ruta que ha cumplido 27 años, publicaciones periódicas y una ruta con placas de escritores lorquinos.

Los Premios Elio también son obra de los Amigos de la Cultura. 37 ediciones llevan entregándose. Entre los premiados, recordaba, están nombres como Narciso Yepes, Ramón Arcas Meca… Y daba un dato que sorprendió incluso a los que integran esta organización desde hace años. “Iniciamos nuestra andadura en 1979”, lo que los confiere como la asociación “más antigua de Lorca detrás de Coros y Danzas”, recalcaba.

La sala se sitúa en un edificio del siglo XVIII en el que vivió el que fue cronista oficial de Lorca y archivero, Joaquín Espín Rael. El escritor e investigador, Juan Antonio Fernández, mostraba a algunos de los presentes una curiosa leyenda del interior de uno de los muebles de la sala que dice así: ‘Historia de este armario. En Lorca en 8 de enero de 1754 años, el Sr. D. Thomas Agustín de Párraga Corregidor y Capitán a Guerra de esta ciudad, ordenó se hiciese un archivo para los papeles de los Pósitos, y se mandó hacer uno con dos separaciones y puertas correspondientes, cada una de ellas con tres cerraduras y llaves distintas; cuya construcción se ajustó con Alonso Hernández carpintero y con Juan García cerrajero en 450 reales, los 360 por la obra de carpintería y los 90 por la cerrajería’. Fue escrito por Espín Rael, aunque no reza la fecha en que lo hizo. Sin lugar a dudas, “el espacio parece hecho a propósito para albergar a este grupo de eruditos” capitaneados por Chon Pérez Castejón, como aseveraba la concejal de Cultura, María Ángeles Mazuecos.