Firmaba sus pinturas como ‘La Abuela’ y, al concluir cada obra, procedía a regalársela a un pariente o a un amigo. Ahora ve cómo los creaciones cuelgan de las paredes del centro cultural Alcalde José María Campoy, en Lorca, hasta el próximo día 30 de septiembre. Se trata de una exposición de cuadros pintados, en la última década, por una vecina, Antonia Moya, a quien sus seis hijos han querido honrar, con motivo de su 80 cumpleaños.

Cuando entró en los 70, ‘La Abuela’ comenzó a plasmar en lienzo sus vivencias. Más de 80 cuadros, de los cien que ha pintado, forman parte de la muestra, que se titula La mirada de La Hoya, by Antonia Moya.

Cuentan los hijos de Antonia que el quedarse viuda y el haberle detectado un cáncer son las dos cosas que más le han afectado en la vida a esta mujer, y que pueden reflejarse en sus pinturas, donde también hay sitio para la alegría que le dan sus nietos y para el mar.

El mar, en concreto, de Calabardina, en Águilas, donde pasa el periodo estival. El resto del año, vecindad y hermandad en la población de La Hoya, lugar que lleva en su corazón.

La exposición se inauguró el viernes con la presencia de autoridades, entre ellas, el alcalde de Lorca, Diego José Mateos, familiares, vecinos, representantes de las asociaciones y colectivos que hay en La Hoya y amigos de la autora.

Se da la circunstancia de que la propia Antonia era la única que no sabía lo que le esperaba: sus hijos y nietos le habían dicho que iban a asistir a un acto de Cruz Roja. ‘La Abuela’ se lo creyó, dado que uno de sus hijos es presidente de esta organización humanitaria en Totana. Cuando llegó al centro cultural, se encontró con la sorpresa de que iba a la inauguración de su propia exposición.

La mujer fundó una empresa de cáterin con la que ha llegado a servir 8.000 comidas al día en colegios y residencias

«Mi marido siempre decía que, si la vida te da limones, hay que hacer limonada. Ahora que cumplo los 80 años de edad, puedo decir que a mí la vida, entre otras cosas, me ha dado unos hijos, unos nietos, un bisnieto, y otro que viene de camino, maravillosos», dijo Moya en su intervención en el acto del viernes. También aseguró que «el mejor regalo de cumpleaños para mí ha sido poder estar rodeada de todos vosotros».

El nombre de Antonia Moya García está ligado a la pedanía de La Hoya desde su nacimiento. Hija de peón y costurera, vivió muy de cerca la postguerra española, por lo que pronto aprendió los secretos de la supervivencia. En este lugar moldeó su faceta de artista: cultivó de forma especial la pintura y la poesía.

Se casó con Francisco Abellaneda cuando solo tenía 20 años, en la primavera de 1962, y del matrimonio nacieron Pedro, Juani, Juan, Agustín, Jesús y David.

Junto a su esposo, iniciaron su andadura en las tareas agrícolas y ganaderas. Después de varios años de supervivencia el matrimonio adquirió el Bar Moya, en el año 1976 y comenzaron juntos la aventura de la restauración, una actividad que ha formado parte de sus vidas.

‘La Abuela’ fue una mujer emprendedora: fundó la empresa de cáterin Antonia Moya García SL (AMG), con la que ha llegado a servir hasta 8.000 comidas diarias, no solo en comedores escolares de la Región de Murcia, sino en distintas comunidades autónomas de España, hospitales, residencias de personas mayores, guarderías y hasta en Líbano, llegando a tener a su cargo hasta casi 500 empleados. A los 68 años de edad, ‘La Abuela’ se jubiló y se dedicó a la pintura.