La posible presentación de una moción de censura parece ser la eterna amenaza que planea sobre el Gobierno socialista del Ayuntamiento de Lorca. Logró hacerse con el poder gracias al apoyo del único concejal de Ciudadanos, el hoy vicealcalde Francisco Morales, y la colaboración de Izquierda Unida-Verdes, Pedro Sosa y Gloria Martín, que optó por votar a favor del actual alcalde a cambio de lo que se presupone una serie de promesas y acuerdos. Mientras, el Partido Popular, ganador en las urnas pero sin los apoyos suficientes para alzar hasta la Alcaldía a su líder, Fulgencio Gil Jódar, recibía un gol por toda la escuadra orquestado durante la que se apuntó como una larga madrugada repleta de café.

Pero no todo es sol en el paraíso. Las nubes se han dejado ver y sentir de forma constante en estos dos años de gobierno. Cuatro meses después de formarse la corporación municipal habría tenido lugar una de esas a las que han calificado algunos como ‘no reuniones’ en algún despacho de la tercera planta del Consistorio. Informal, porque no había sillas para todos, y porque nada de lo dicho se transcribió al papel. Ahí apareció por primera vez el fantasma de la moción de censura que desde entonces no ha dejado de sobrevolar la Ciudad del Sol. «Que no han apoyado la moción que hemos presentado», «que no han tenido en cuenta las propuestas a las Ordenanzas Fiscales», «que no nos han incluido en el equipo de Gobierno», «que no han atendido las promesas que nos hicieron»… Habrían sido detonantes para, en algún que otro momento y haciéndose los encontradizos, apuntar la necesidad de amenazar con una moción de censura «a estos».

En alguna de esas reuniones se dieron cita dos concejales de IU-Verdes, aunque su portavoz, Pedro Sosa, ha negado la mayor a esta redacción tras ser preguntado este miércoles. Sin embargo, ha reconocido que incluso en Pleno ha puesto sobre la mesa la posibilidad de retirarles sus apoyos por el incumplimiento de los acuerdos que tenían atados verbalmente. «Eso sí lo he dicho», ha reconocido. Quien sí lo tiene claro es la portavoz de Vox, Carmen Menduiña, quien asevera que «efectivamente se habló de moción de censura. Pero no una vez, sino muchas, aunque nunca se hizo de forma firme ni se materializó formalmente». Menduiña no habría acudido sola. Siempre lo hizo con el edil de Vox José Martínez y algún otro representante de la formación, como ha insistido.

Presente también habrían estado dos concejales del Partido Popular. En concreto, su portavoz, Fulgencio Gil Jódar, y el edil Ángel Meca Ruzafa. Ambos han reconocido a LA OPINIÓN que «se flirteó con hacer una moción de censura» y que lo habría comentado Pedro Sosa para castigar «a quien les había engañado». Fue el pasado verano, tras el Pleno en el que se aprobaron las Ordenanzas Fiscales.

El que ha recordado lo sucedido hace unos meses ha sido el alcalde, quien ha señalado que «en un Pleno municipal -creo recordar de octubre o noviembre pasado- el señor Sosa me amenazó explícitamente con que no me iba a comer el próximo turrón en la Alcaldía». Mateos ha añadido que «no estoy en Juegos de Tronos. No estamos para esas ficciones. Estamos en la gestión municipal y de la pandemia. No vamos a perder ni un minuto en estos asuntos», ha recalcado.

Lo que está claro es que dos años después de que Diego José Mateos Molina se hiciera con el bastón de mando, nadie ha logrado quitárselo por más que el fantasma de la moción de censura sobrevuele por los pasillos de la Casa Consistorial. El campo de batatalla parece abonado y dispuesto para la disputa a tenor de lo ocurrido en los últimos Plenos en que las espadas han estado más en alto que nunca. Discusiones, faltas de respeto, risas y mofas… algo a lo que nunca se debería de haber llegado, por lo menos por respeto al electorado.