El lucernario del Casino Artístico Literario permanece cubierto con un plástico de color negro. “No hay dinero para colocar los cristales que cuestan unos 23.000 euros”, ha advertido este miércoles su presidente, Rafael Ruiz, al alcalde, Diego José Mateos; la consejera de Cultura, María Isabel Campuzano; y la directora general de Patrimonio Cultural, Rosa María Campillo. Junto al arquitecto de las obras, Simón Ángel Ross Perán, han visitado el inmueble que está en la recta final de la primera fase de las obras de restauración tras los daños que sufrió por los terremotos de mayo de 2011.

El agua, previsiblemente, se colará por alguna de las grietas del plástico, a pesar de haber sido colocado con todo el esmero posible para evitarlo. “Cruzaremos los dedos”, ha asegurado en voz baja alguno de los socios que se han sumado a la visita. No será lo único que quede por recuperarse, porque también las yeserías y pinturas del magnífico Salón de Baile están en el aire por falta de financiación. Y es que se necesitan, como ha asegurado el arquitecto redactor, 1,1 millones de euros para acometer la segunda fase que contemplaría todos esos detalles.

El Casino Artístico Literario de Lorca es uno “de los tantos tesoros del patrimonio arquitectónico lorquino en el que trabajamos para para volver a poner en valor”, ha señalado el alcalde que ha reconocido que se trata de un “proyecto ambicioso”, que cuenta con una “financiación limitada”. Se ha mostrado muy interesado en “buscar alternativas para financiar lo que queda pendiente de ejecutar”.

Las pretensiones, ha dicho, son que Comunidad Autónoma, Ayuntamiento y propiedad se reúnan para lograr el dinero suficiente “para que las obras no paren y pueda acometerse la restauración integral del inmueble”, ha insistido el presidente del Casino. Todas las cubiertas del inmueble han sido renovadas. El edificio ha sido sometido a una monitorización que “mes a mes ha controlado su evolución, pero no ha habido movimientos estructurales”, ha explicado el arquitecto.

Los trabajos han recuperado el inmueble, pero también lo han dotado de una funcionalidad global y accesibilidad que antes no tenía. Estancias que permanecían clausuradas ahora tendrán uso “al subirse el lucernario”. Las obras también han permitido “descubrir las tripas del edificio original”, ha contado Ros Perán, quien ha mostrado varios hallazgos como unas columnas del viejo edificio que se pretenden incluir en el proyecto. Hasta el momento la inversión ha sido de 1,4 millones de euros.