"Jubilado, coach, pintor, comunicador, pensador, escritor, espiritista, panteísta y melomano", con estos términos se definía el polifacético, gran comunicador, Marcelino Menéndez Ablanedo, visitador médico de profesión durante 35 años, que nos ha dejado, y quien ha compaginado esa actividad con sus otras mil aficiones, entre ellas, hacernos sonreír, con sus interminables chistes que intercalaba en cualquier conversación.

Marcelino ha luchado con tesón contra su terrible enfermedad durante seis años, cuando tras el primer diagnóstico, los médicos apenas le dieron una esperanza de vida de año y medio y no solo peleó por prolongar esa esperanza sino que se volcó en transmitir su lucha para hacerla llegar a todos cuantos se encontraban en su misma situación, a través de todos los medios, en forma de vídeos, de charlas o en programas de radio, su gran pasión desde los años 80 cuando comenzó, primero en Radio Asturias, y después en la Cadena Cope de Murcia su programa sobre ufología y misterio, '23.0', uno de los programas pioneros en esa temática en nuestro país, junto al de Antonio José Alés.

Tras su jubilación ya no vendía medicamentos como visitador médico (sector en el que conservaba decenas de grandes amigos) sino que los tomaba en su lucha contra un maldito carcinoma peritoneal.

Tuve la gran suerte de que Marcelino se cruzase conmigo con motivo de una exposición suya en la desaparecida Cafetería SanNono y desde ese momento formó parte de mi vida y de mi familia. Desde ese día, cuando a ambos se nos acabaron de forma fulminante los trabajos de toda una vida, formamos un tándem inseparable que fructificó durante años en un proyecto de radio que se prolongó durante años con el programa 'Gaceta Radio', en diferentes emisoras murcianas y por el que pasaron centenares de amigos, grandes amigos de Marcelino ya que ese ha sido su gran don durante toda su vida, hacer amigos y amigos de por vida.

Hoy la pedanía murciana de La Alberca está de luto por uno de sus hijos adoptivos más queridos y entrañables, Marcelino Menéndez Ablanedo, cuyo sepelio tendrá lugar este domingo por la tarde, a las 19 horas en la Iglesia de La Alberca, en Murcia.

Transcurría el año 1973 cuando Marcelino llegó a Asturias procedente de su México natal y, cuando le destinaron a hacer la mili en Cartagena, su familia decidió trasladarse a Murcia para estar más cerca de él y aquí decidieron quedarse. Después de 35 años ejerciendo de visitador médico, ha desarrollado múltiples facetas, desde locutor de radio, hasta coach o pintor. En la actualidad luchaba con vigor contra un carcinoma peritoneal armado con sus pinceles y sus lienzos y apoyado con fuerza por su familia y centenares de amigos y todas las semanas nos informaba de su evolución, en forma de vídeo, a través de las redes sociales.

En 2017, pocos después de diagnosticada su enfermedad, tuve la suerte de hacerle una entrevista a Marcelino que publicó La Opinión en su contraportada del día 4 de julio. En ella Marcelino me contaba que tuvo mucha suerte con su trabajo, "durante 35 años yo no salía a trabajar sino a hacer amigos, y encima me pagaban por eso. Comencé vendiendo hilo quirúrgico en 1982, luego fueron apareciendo más especialidades médicas. Fui de los primeros en dar a conocer medicamentos como la Lizipaína o el Omeoprazol".

Su vida ha sido un sin parar, entrenador de fútbol base durante quince años, otros doce como vocal de Festejos de La Alberca, secretario de la Asociacion de Visitadores Médicos, creó la Casa Cultural de México en Murcia, fundó, junto a su mujer, Mª Dolores Hurtado, el grupo Scout de La Alberca, y mil líos más, padre de Marcelino y de Beatriz, por suerte ha podido disfrutar de sus dos nietos, Marco y Érika, la más pequeña con apenas 40 días. Pero también ha sido un año muy duro este de la pandemia en el Marcelino ha tenido que llorar la muerte, también por cáncer, de su querido perro Daddy, de su hermana Rocío y el fallecimiento de su madre, Asunción.

En la entrevista, Marcelino relataba, "me siento bien, llevo la enfermedad con otra visión de las cosas. Me dedico a pintar y estoy disfrutando de la gente. Cuando me pronosticaron año y medio de vida me preguntaron qué quería de regalo de Navidad. Pedí el mejor regalo y me lo dieron: compañía. La felicidad no es algo eterno, es la suma de pequeños momentos. Se que estoy jodido pero esperanzado y quiero transmitir ese mensaje a quienes se encuentran en mi misma situación. Lo que me da fuerza para luchar es pensar que si yo me muero voy a joder a muchas personas, aunque luego pienso... y si al final no me muero voy a tener que huir de España (risas)".

La entrevista se cerraba con un manuscrito de Marcelino en el que decía: "Hacer tu sueño realidad dependerá de tu capacidad y emoción. Mi sueño, hoy, es mi gran realidad".

Un fuerte abrazo, 'hermano', para ti y para toda tu familia, en esta tu nueva realidad y ten seguro que somos millares los amigos que jamás te olvidaremos.

"No me quiero morir, por no joder a nadie", me decías. Y sí, Marcelino, somos muchos los que en este día estamos jodidos, ¡Muy jodidos!