Catorce años después, volvieron los toros a Moratalla con motivo de las fiestas del Cristo del Rayo.

Un cuarto de plaza para el festejo mixto que acarteló a Miguel Tendero, el calasparreño Filiberto, que obtuvieron un apéndice por burel, y la novillera Rocío Romero, que firmó silencio y un trofeo.

Tendero (coral y oro) dejó entrever en Moratalla que necesita más oportunidades, al tratarse de un torero de casta. Estuvo bien con el capote en sus dos rivales, y eso que su segundo le buscaba continuamente las zapatillas. Con la franela, a su primero, instrumentó una primorosa tanda en redondo, plena de temple y de sabor. Sin embargo, a partir de la segunda el toro se paró, viniéndose abajo y tan solo las ganas y la entrega del torero manchego sacaron aire a esta primera faena, firmando un trofeo.

En su segundo también salió a por todas tropezándose con un toro con peligro que le pudo echar mano en cualquier momento, parado y con la cara alta, por lo que se tuvo que emplear a fondo al caer sobre sus espaldas todo el peso de la faena. Concluyó de soberbia estocada, firmando una oreja, que a criterio del matador debieron ser dos.

Filiberto (salmón y oro) estuvo muy entonado con el capote, sacándose a su primero con suaves verónicas hasta los medios, al igual que hizo en su segundo, que brindó al historial Marcial García.

Tras los pasos de tanteo a su primero, lo llevó suave en el toreo en redondo, destacando una tanda al natural de gran hondura. Dejó una gran estocada al segundo intento, concediéndole una oreja tras aviso.

A su segundo lo recibió con la franela rodilla en tierra y realizó una larga y variada faena al juego de más juego de todo el encierro, incluyendo una tanda de molinetes de gran fractura, que levantaron las palmas del público. Concluyó con pinchazo hondo y escotada, rematando con tres descabellos. Oreja tras aviso.

Por último, la novillera Rocío Romero recibió a su primer novillo a golpe de verónicas con mucho garbo, despertando el clamor en los tendidos; sin embargo, el novillo se paró haciendo imposible una lidia normal.

A su segundo también lo toreó con gracia con el capote y con la muleta tuvo fases en las que estuvo a merced del novillo, abreviando tras el intento de toreo por ambos pitones.

Consiguió una estocada al tercer intento, consiguiendo una oreja por la entrega.