Los Carmelitas Descalzos de la Provincia Ibérica de Santa Teresa de Jesús cuentan con un nuevo siervo. Daniel Bae de la Cruz ocd recibía el Orden Sacerdotal en la celebración presidida por Braulio Sáez García, ocd, obispo emérito auxiliar de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), en la iglesia conventual de Nuestra Señora del Carmen de Caravaca de la Cruz.

Más de una veintena de sacerdotes participaron en la celebración religiosa, entre ellos, el superior de la provincia Ibérica de los carmelitas, Antonio Ángel Sánchez; el prior del convento de Caravaca, Pascual Gil y el vicario de zona, Jesús Aguilar. 

Durante su homilía, el prelado ha puesto su alegría porque «el señor sigue bendiciendo a nuestra iglesia, y sigue bendiciendo al Carmelo, con un nuevo sacerdote, con un nuevo servidor», en este sentido ha puesto de manifiesto que «el Señor necesita de nosotros para completar la obra de la salvación, en un momento que está viviendo el mundo muy especial, en el que se propone lo fácil, lo superficial y que quiere desternerar a Dios -aseverando- que es un motivo de esperanzan en el que un joven venido del oriente haya optado por seguir a Jesucristo en un camino largo y nada fácil para él, tomar esta decisión».

Tras la celebración, el nuevo sacerdote ordenado carmelita descalzo ha recordado que «este mes se cumple once años de mi primera experiencia en una comunidad de carmelitas descalzos, y durante este tiempo se ha ido consolidando mi vocación, entre luces y sombras, pero en todo momento el Señor me ha sostenido y he recibido mucha ayudas de los hermanos, sin ellos hoy no estaría aquí. 

Bae ha querido agradecer a todas las comunidades que lo han acogido a lo largo de estos años de camino. Por último ha puesto de manifiesto que «el hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos».

De capitán a sacerdote

Nació en el seno de una familia católica en Corea del Sur. Desde niño, la profesión que siempre le atrajo no fue precisamente la de su padre, ingeniero y arquitecto, sino la de sus tíos y otros antepasados: militar. «Sentía una inmensa atracción por esta forma de vida, aunque en mi corazón también rondaba el anhelo de ser sacerdote», señala Daniel, que recuerda cómo le gustaba contemplar los buques de guerra desde el puerto de su ciudad, donde hay una base naval. 

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Ordenación sacerdotal en Caravaca de Daniel Bae de la Cruz ocd Enrique Soler

Perteneciente a la minoría católica de su país, en el que la religión mayoritaria es la budista o la confesión cristiana protestante, la herencia de la fe le llegó de su abuela: «Mi familia es muy católica; empezó mi abuela y, luego, toda la familia creía en Jesús; además, mi padre es carmelita seglar desde hace muchos años. Recuerdo que de niño iba a la iglesia con toda la familia y también rezábamos juntos en casa».

 ¿Militar o sacerdote? Una incógnita que le rondó durante años. Dos caminos diferentes pero que le atraían por igual, pero, al final, ganó el pulso la herencia militar e ingresó en la academia: «Me satisfacía esta nueva vida; lo cierto es que yo quería ser general. En ese mundo procuraba vivir como un buen cristiano, aunque en ocasiones no era fácil compaginarlo todo, por ejemplo, no podía ir a la Eucaristía cada día y rezaba muy poco. Pero, gracias a Dios, nunca olvidé al Señor, y siempre experimentaba su amor y cercanía». Casi diez años de carrera militar, que le llevaron a convertirse en capitán de Infantería, hasta que un día sintió la voz de Dios que le decía: «Daniel, ¿qué haces aquí? ¿Para ti es importante ser general y tener éxito en la vida? Estas cosas no son tan importantes. Todas desaparecerán en el mundo, tienes que trabajar para mí, pero no tengas miedo, voy a estar contigo siempre». Una experiencia que le marcó profundamente y le hizo replantearse aquella disyuntiva: militar o sacerdote. Un proceso que vivió durante tres años acompañado por varios religiosos, hasta que en 2008 decidió dejar el Ejército. «Después de este paso, viajé yo solo por varios países católicos de Europa durante dos meses e intenté aclararme en mi camino vocacional. En aquel tiempo conocí en Corea a un padre dominico español y él me animó a venir a esta tierra».

En 2019 realizó su profesión solemne y fue destinado al convento de Caravaca de la Cruz. El pasado 14 de noviembre fue ordenado diácono.