Un arborista de la empresa Acciona, concesionaria del servicio de parques y jardines, vigila desde hace meses la jacaranda del jardín del Palacio de Guevara. El árbol, de la familia de las bignoniáceas, típicos de la América intertropical y subtropical está aquejado, según el concejal de Parques y Jardines, Antonio Navarro, de hongos en la parte baja del tronco. ‘Está prácticamente seco. Queda solo una zona por donde la savia aún circula. Está muy enfermo, pero estamos intentando salvarlo’, ha señalado en declaraciones a LA OPINIÓN.

             Los problemas de este ejemplar, al que los lorquinos le tienen un especial cariño, de más de diez metros de altura y un porte similar, se iniciaron hace ya algún tiempo. Desde entonces, lo visitan con asiduidad un arborista que junto a la jardinera municipal vigilan los cambios que se van produciendo conforme a los tratamientos que se le aplican. ‘Se le rompió una rama por el viento y hubo que quitarla. Y se le han retirado también las zonas que se mostraban secas’, ha añadido el edil de Parques y Jardines.

             Los especialistas han determinado que por el momento no se retirará. ‘Esta primavera se quedará como está y en invierno se le eliminarán, de nuevo, las ramas secas. Lo que pretendemos es conseguir que se recupere, pero está difícil, porque está muy enfermo’, ha admitido Navarro.

             La jacaranda mimosifolia florece dos veces al año, en primavera y otoño, y se caracteriza por sus vistosas y duraderas flores color azul violáceo. Este ejemplar, de grandes dimensiones, era un auténtico espectáculo durante su periodo de floración, protagonizando instantáneas no solo de los lorquinos, sino también de los turistas que visitan el jardín de este palacio.

La jacaranda fue plantada en el jardín de la también llamada ‘Casa de las Columnas’ de manera que su porte estuviera lo más cercano posible a la primera planta. Desde los balcones del salón de baile la vista sobre el porte de este árbol era excepcional, sobre todo, cuando se cubría de esa tonalidad azul violáceo. El aroma que desprendía también era muy característico, como a fruta madura. Y el jardín se cubría de una alfombra de pétalos que caían de sus ramas como si de lluvia se tratara. Aunque se desconoce su edad, estos árboles pueden llegar a vivir cien años.