Durante la reyerta ocurrida en la madrugada del pasado sábado en Jumilla en la que perdió la vida un joven de 20 años, alguno de los participantes intentaron arrebatar el arma reglamentaria al subinspector de la Policía Local que había acudido al lugar tras la llamada de una vecina durante unos hechos por los que fueron ingresados en prisión el presunto autor material, Inocente, y sus padres.

Así se recoge en el atestado de este cuerpo policial, que ha sido incorporado a las diligencias del caso y al que ha tenido acceso Efe, en el que aquel revela que no puede precisar quién intentó quitársela, lo que finalmente no consiguieron por llevar una funda de seguridad.

Este funcionario policial recoge así mismo en el atestado que fueron momentos de gran tensión y que tuvo que utilizar su defensa personal "de forma contundente" para evitar que le arrebataran el arma y que se pudiera hacer uso de la misma en la reyerta.

Sobre la forma en que ocurrieron los hechos, señala que al llegar a la calle donde se había producido un primer enfrentamiento entre el joven que resultaría fallecido y su novia y la madre del supuesto autor del apuñalamiento, observó junto con los dos agentes que le acompañaban que del interior de un vehículo bajaban tres personas.

Una de las mismas era aquella última, Angelita, que tenía el rostro ensangrentado y que aseguró que había sido agredida por la víctima, Kevin, y por su novia y que estos se habían escondido en una casa próxima.

El subinspector recoge igualmente en sus diligencias que aunque preguntaron a la mujer sobre el origen de las lesiones, esta nunca lo quiso revelar, por lo que llamaron a una unidad médica para que la atendieran y se dirigieron hacia la vivienda donde les había dicho que se encontraban los presuntos autores.

Una vez en esta, requirieron la presencia de Kevin, que en un principio no habría accedido a salir, aunque, finalmente, y por consejo de su novia, lo hizo y que relató que todo había empezado porque M.A.F. se había acercado a ellos, cuando se encontraban en la calle, para recriminarles las molestias que causaban con la discusión que mantenían.

Fue entonces cuando, según lo declarado por Kevin a los agentes, la mujer habría pegado a su novia, que con anterioridad lo había sido del supuesto autor del crimen, por lo que él le dio un empujón para que la dejara.

Poco después se iniciaban, en plena calle, los hechos más graves, cuando acudieron a la zona varios familiares del supuesto homicida y él mismo y se produjo un enfrentamiento que el atestado dice que fue "inevitable" y en el que el subinspector resultó herido al recibir golpes y patadas, además de escuchar amenazas de muerte contra los novios.

El atestado recoge igualmente que durante la reyerta varios vecinos alentaban a la violencia y apoyaban a Angelita y a sus familiares y que en un intento de poner fin a la situación, tanto el funcionario policial como otras cinco personas cayeron al suelo.

Y añade que en un momento determinado llegó a ver un arma blanca en poder del presunto autor del crimen, para señalar también que cuando los contendientes se dispersaron observó que Kevin llevaba manchas de sangre en sus ropas, por lo que reclamó la presencia de los servicios médicos para que lo atendieran.

Los agentes localizaron el arma homicida, una navaja que simula ser una llave y que llevaba manchas de sangre, así como varios teléfonos móviles que unieron a las gafas, dos pendientes de oro y un encendedor que habían encontrado en el suelo a su llegada al lugar tras el primer enfrentamiento.

La muerte a puñaladas del joven ha originado desde el día del suceso manifestaciones diarias en Jumilla, en la que los participantes protestan al considerar que no se hizo por las fuerzas del orden lo suficiente para evitarlo, lo que estas niegan.

Esas protestas han determinado que este miércoles ingresaran en prisión tres de los intervinientes, a los que se atribuyen los presuntos delitos de atentado contra agentes de la autoridad, desórdenes públicos, lesiones y daños.

La joven Marta, que afirmó sobre las primeras protestas violentas, el lunes, que "el pueblo se dejó guiar por la rabia", tiene claro que la actuación policial falló, porque "Kevin estaría vivo" si los agentes hubiesen actuado de otra forma.