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La Vera Cruz Caravaca ya se encuentra en su basílica-santuario. Los muros de la fortaleza la custodiarán y los caravaqueños la venerarán durante los próximos 360 días, como han hecho generación tras generación durante casi ocho siglos. Esta pandemia que nos ha dejado sin desfiles ni festejos, nos ha trasladado a vivir la esencia de los rituales que se celebran en torno a ella. Estos días, con un sabor agridulce, nos han recordado en que la fe siempre está presente, y en los momentos de mayor oscuridad la Cruz viene a dar un halo de esperanza. Al caer la tarde, la Sagrada Reliquia era trasladada en vehículo desde la iglesia Mayor de El Salvador hasta el Alcázar, antes de cruzar el umbral de la Basílica se procedía al último de los ritos; la bendición de los campos.
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La Vera Cruz Caravaca ya se encuentra en su basílica-santuario. Los muros de la fortaleza la custodiarán y los caravaqueños la venerarán durante los próximos 360 días, como han hecho generación tras generación durante casi ocho siglos. Esta pandemia que nos ha dejado sin desfiles ni festejos, nos ha trasladado a vivir la esencia de los rituales que se celebran en torno a ella. Estos días, con un sabor agridulce, nos han recordado en que la fe siempre está presente, y en los momentos de mayor oscuridad la Cruz viene a dar un halo de esperanza. Al caer la tarde, la Sagrada Reliquia era trasladada en vehículo desde la iglesia Mayor de El Salvador hasta el Alcázar, antes de cruzar el umbral de la Basílica se procedía al último de los ritos; la bendición de los campos.
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