Siete familias de Lorca siguen viviendo en las casas prefabricadas que les cedió la Cruz Roja hace diez años, cuando fueron derribados los pisos en los que vivían en el barrio de San Fernando como consecuencia de los daños de los terremotos del 11 de mayo de 2011, de los que está a punto de cumplirse el décimo aniversario.

Son familias en situación de vulnerabilidad que representan la mitad de las que llegaron a vivir en las casas modulares que se instalaron en una pista polideportiva junto al barrio derribado, que ya está completamente reconstruido.

La concejala de Servicios Sociales, María Dolores Chumillas, ha dicho este miércoles que ella misma se pregunta "por qué siguen allí" y ha explicado que el ayuntamiento está realizando gestiones con la Comunidad de Murcia para que los vecinos sean realojados en las viviendas que ocupaban cuando el barrio fue derribado.

Algunos de ellos nunca pudieron acreditar documentalmente ser dueños de esos pisos y solo en algún caso eran propietarios, pero fueron sus casas fueron expropiadas cuando no se acogieron al proceso de reconstrucción de los edificios.

Al menos tres de las de las familias vivían juntas en una misma vivienda de aquel barrio que fue demolido y otra carece de acreditación con padrón de residencia en San Fernando en el momento del seísmo.

La mayoría de las familias que siguen en las casas modulares desempeñan trabajos remunerados y, además, son atendidas por la concejalía de Servicio Sociales.

Ese departamento municipal ha realizado en las últimas semanas algunas mejoras por valor de 3.000 a esas casas modulares, para reparar desperfectos en baños, cerraduras y paneles trasdosados de yeso laminado.

En los últimos meses cinco de los barracones que quedaron vacíos después de que los vecinos volvieran a su nueva vivienda en San Fernando, fueron desmontados y entregados por parte del ayuntamiento a la Asociación Amigos del Pueblo Saharaui para convertirse en centros de salud y escuelas en los campos de refugiados de Tinduf (Argelia).