Robo con fuerza, conducción temeraria y amenazas de muerte con arma blanca. Son los delitos que se imputan a las personas, de dos clanes rivales, que la Policía Local de Alhama de Murcia procedía a detener, tras recibir el aviso de que se estaba produciendo una riña multitudinaria en plena calle, explican fuentes policiales.

Varios testigos avisaban a Emergencias de lo que estaba pasando: se estaba produciendo una pelea con numerosas personas implicadas. Al lugar se movilizaron rápidamente los municipales, que, al llegar, observaron a un grupo de personas discutiendo acaloradamente, por lo que procedieron a separarles, "dada la creciente la escalada de tensión", detallan desde el Cuerpo.

Los agentes se entrevistaron con los implicados en la reyerta y descubrieron así que el origen de la pelea estaba en el robo de unas aves exóticas, en concreto dos guacamayos y un yako, que pertenecían a personas de uno de los dos bandos implicados, que habría tomado represalias y de ahí la riña. Uno de los grupos se había desplazado de Mazarrón a Alhama de Murcia (algo que no está permitido, hay cierre perimetral para tratar de frenar los contagios de coronavirus) para montar la gresca.

Además, algunos de los sujetos que se personaron en el sitio, con la intención de pelearse con sus rivales, "lo habrían hecho conduciendo un vehículo de alta cilindrada a velocidades superiores a los cien kilómetros por hora en vías cuyo límite es de treinta, poniendo en riesgo la vida tanto de los otros involucrados como de terceras personas que pudieran estar en el lugar", detallan las mismas fuentes.

Durante el cacheo a uno de los sospechosos, por otro lado, la Policía de Alhama de Murcia encontró una navaja muy grande: de 14 centímetros de hoja y casi 30 de longitud total, catalogada, por sus dimensiones, como arma prohibida. Así que quedó confiscada. Con esta navaja, presuntamente, se habría amenazado a miembros del grupo rival.

Afortunadamente, nadie resultó herido en la riña. En cuanto a los guacamayos, ya se encuentran con su legítimo propietario. Están en perfecto estado. Como curiosidad, uno de ellos tiene 25 años. Se da la circunstancia de que estas aves exóticas valen mucho dinero: más de 2.500 euros cada guacamayo y más de 700 el yako, por lo que se sospecha que detrás de sus sutracción estaba la intención de ponerlas a la venta en el mercado negro.