Dejemos claro, por lo que pudiera parangonarse, que este cronista sólo desea diseñar, en este caso, un personaje de Ricote, una persona muy querida en el pueblo como es Doña Carmen Gómez López, estanquera tan renombrada y afecta. Y es que se trata de un servicio de monopolio dedicado a la expedición del tabaco y los sellos, dejando el de la sal y otros que pasaron a mejor vida. Un servicio que deja ingentes beneficios al Estado, lo que no está mal. Nos referimos al estanco que, a los efectos había dos clases: los referidos al tabaco como al salitre y juegos. Que el importante sin duda es el del tabaco cuyo sabor deja matices que nos vienen de las Américas y todo el aventurero uso de la mágica planta, alfa y omega de una nueva forma de vida.

Pues por lo que íbamos diciendo, en esta cuita precisa nos referimos a la nuestra estanquera, mujer tan querida por los vecinos por su calidad humana, su capacidad de ilusionar en este tiempo de pandemia a sus muchos clientes; que merecedora es de un homenaje. Vale para ello indagar en la vida de esta mujer trabajadora, ejemplar que nos evoca un personaje galdosiano.

Pero es que la mujer de pequeña vivió escenas familiares relacionadas con el oficio de expender tabacos y sellos amén de billetes de la lotería en el estanco de sus padres; aquel ir y venir de personajes del lugar a adquirir un décimo de lotería que siempre era motivo de comentario, sobre todo en tiempo navideña, época tan entrañable y esperada por el español para comprar uno de aquellos números de la suerte, que bien decía el autor de los Episodios Nacionales, que no es «obra de la casualidad», y por el contrario forma parte de la ilusión del español de a pie que en estas fechas suele llevar un número de lotería en el bolsillo.

Desde luego la tradición del oficio le viene de sus abuelos paternos Antonio Gómez Turpín (Antonio ´El Burrero') que falleció a los 74 años en 1944, y Vicenta Yepes Hurtado, fallecida a los 84 años en 1950, que a su vez legaron a sus padres Antonio Gómez Yepes fallecido a una edad de 94 años, y María López Ferrer fallecida en 2010 a los 102 años de edad, que ya es decir.

Pues muchas anécdotas se podrían contar repasando estas vidas que dieron lustre en el pueblo. Sobre el origen del oficio bien se puede colegir, según datos consultados, que se debe a la familia de los Álvarez-Castellanos donde trabajaba el abuelo Antonio Gómez como reconocimiento a sus servicios, que le llevó a una dedicación en el conocimiento de tan importante oficio de estanquero que, junto a su mujer Vicenta, llevaron el servicio con todo rigor y competencia.

No es extraño que los abuelos sentaran unas bases de tipo social muy alabadas por vecinos y quienes se acercaban al puesto de loterías para adquirir uno de aquellos puros que tanto agradaban a Don Antonio Vargas Gómez, tan conocido por su buen trato en su calidad de maestro, algo que no enfadaba, ni mucho menos a Francisco Saorín Soriano dispuesto a agradarle; que también tuvo una larga vida, dejando entre sus amistades un grato recuerdo por su generosidad.

Y es que en aquellas relaciones estaba adscrita a la familia una de sus sobrinas Antonia Gómez Moreno, que ayudaba a los abuelos antes de que por razones de edad tuvieron que dejarlo a sus descendientes.

La sobrina según sabemos fue la madre de ´Antoñele', organista del templo parroquial, que era suficiente para ser muy apreciado en el pueblo como el cura y el monaguillo. Buenos ratos se pasaban en el estanquo los abuelos hasta que se agotaron sus fuerzas, dejando el oficio a su hijo Antonio Gómez Yepes, apellidado también ´El Burrero' que llevaba la estirpe familiar.

Pero es que no solo era conocido por ser el ´Estanquero', pues le iba bien lo participar en las fiestas del pueblo, aunque de una manera especial en las relacionadas con el Carnaval, que lo de hacerse ver con un disfraz distinto utilizando un atavío de botarga, era muy ajustado a sus apetencias, como una manera de evasión de sus problemas; lo que aseguraba unas buenas energías para su trabajo.

Y no le iba mal utilizar su fantasía para escribir, y con cierto arte, los bandos del Carnaval de Ricote junto a su amigo ´El Pistones' que por cierto tenia gracia en sus sátiras y diatribas a favor o en contra de los ediles del Consistorio. Cosas que forman parte de una vida donde Antonio Gómez participa con su esposa María en el desarrollo del estanco, sufriendo los avatares del destino.

Pues que así andaban hasta la llegada de la guerra fratricida española que dejó tanto desgarro, siempre, como se dice, al pie del cañón, y nunca mejor dicho, hasta el fallecimiento de ambos a una edad longeva, siguiendo la tradición. Que en esa constante lucha diaria donde no faltaban anécdotas entre los clientes especializados en cajetines de tabaco y el buen puro en solícitas pitanzas, y donde el café se integraba en esas ordalías comunes; se las tenían que ver y apretar el trabajo, con la ayuda de sus tres hijos: María Luisa, Antonio y Carmen Gómez López, nuestra estanquera.

Y ahí tenemos a nuestra estanquera tras su establecimiento que aparece ostentando el anagrama de Tabacalera con el Expediente nº 001 sito en la calle Doctores Abenza numero 5. Un rótulo en hierro forjado advierte que estamos ante el ´Estanco y Loterías Carmen'. Ni más ni menos. Se dice que fue diseñado en la época del concejal de festejos Antonio Turpín García el ´Ñoño'.

Carmen Gómez López se puede decir que vive en el estanco, conoce cada detalle, rincón del pequeño establecimiento, la situación de las cajas de tabaco ordenados silenciosamente bajo los nombres de Bisonte, Luck, Camel, Ideales, Celtas, unas cajitas de color azul que resaltan junto a las de cerillas y los librillos de papel de fumar.

Y con qué arte el cliente reconocido deslizaba en sus dedos largos y experimentados el tabaco fundiéndolo con el exquisito papel que tras removerlo y pegado adecuadamente quedaba hecho el cigarro que, con ansia llevaba a sus labios. Luego el encendedor consolidaba por completo el deseo de fumar que desde luego ha sido la panacea para el logro de un estado de dicha completa, al parecer, confortado por la nicotina que deja en el humo, que flota en el ambiente, sensaciones diferentes, como una niebla de encantamiento que añade misterio y conforta al parecer, al más pintado fumador que desde los recónditos siglos del descubrimiento americano al presente, viene recibiendo los excelentes o no efectos del fumar. No se desdeña los otros elementos de venta desde sellos a pequeñeces que agradan a los críos del lugar.

Carmen, nuestra estanquera sabe remediar los males de sus clientes y hasta les procura goces de la venta de la lotería que en fechas navideñas es un aliciente para soñar que alguna vez se tendrá suerte. La fue con el mágico número 92.845 que Carmen vendió a una pareja de clientes Abensabín Cervantes Moreno y María José Molina. Un segundo premio que nunca olvidarán.

En verdad que nuestra estanquera se desvive en cada momento por desarrollar bien su oficio, teniendo en cuanta su base y competencia que le viene de un pasado ajetreado, unido a las lecciones de su madre María López Ferrer ´la estanquera', que a sus cien años de edad recibe un homenaje del pueblo y muy bien merecido, según informan las crónicas, en el 2009. Una larga vida que comprende una parte importante de la historia de España y del propio Ricote en cuyo templo de San Sebastián tuvo lugar tal ceremonia.

Desde luego Carmen, nuestra estanquera es conocida en el pueblo por su laboriosidad y ese don de acercamiento demostrado en este momento de la pandemia, que es causa de retraimiento. Carmen Gómez López, la estanquera de Ricote es una institución, y su establecimiento cita de mayores y menores que acuden al estanco para adquirir una cajetilla de tabaco o alguna chuchería para los pequeños. Siempre doña Carmen en su sitio, sin dejar de prestar su servicio, que lo tuvo que hacer en alguna ocasión por enfermedad. Y recuperada la estanquera viene dando ejemplo en este tiempo difícil que nos toca vivir.

Acaso se podría profundizar en la personalidad de Carmen ´La estanquera de Ricote', de sus estudios en las Monjas Carmelitas, de su trabajo como manipuladora de frutas, aunque su auténtica vocación está relacionada con el estanco.

Es posible que si indagamos en ello nos contaría detalles de sus contactos con sus intimas amigas Antonia Gómez García (´Antonia de Conrado'), Maria Elena, Fuensanta Pons Miñano, o Gloria Moreno (´Gloria del Boni'),yendo con esta, repetidas veces, al Campamento Juvenil de la Sección Femenina en la playa de Calarreona (Águilas), siendo delegada doña Pepita Rojo Guillamón, pues fue también interesante su estancia de tres meses en un Albergue almeriense, especializándose en labores familiares.

Que ello daría lugar a poner de relieve valores singulares de nuestra estanquera. Solo que Carmen, que sabe de esto y mucho más sigue trabajando, llueva o truene, día tras día, observando desde su ventanilla el trajín del pueblo. Desde su habitáculo, sanctasantórum, refugio de su vida, la estanquera vive, y nota ese silencio o ajetreo de su amado Ricote. Oportuno es y de justicia, que por el Ayuntamiento se le otorgue el nombramiento de ´Ricoteña de honor 2021'. Lo merece.