Por azares del destino han caído en mis manos, dos cartas muy curiosas, cruzadas entre dos primos entrañable: Adolfo Gómez Gómez y José Gómez Miñano ('José de César') cuando éste estaba prestando el servicio militar, la clásica Mili, en el 18 Regimiento. Agrupación de Combate de Artillería (más belicoso no puede parecer el término), ubicado en Fuerteventura (Las Canarias), fechadas el 25 de julio y 30 de agosto de 1942, respectivamente.

En ambas, y de forma muy recurrente, se lamenta de la tardanza del correo, y eso que eran los tiempos de Franco, fuesen en una u otra dirección, hasta el punto que les rompió el ritmo y la adecuada fluidez epistolar, que, quiérase o no, enfría mucho la relación.

De entrada, y después de indicarle que ha pasado solo diez días en el Campo de Ricote (aislado y sin ninguna otra compañía) haciéndose él mismo de comer, con la buena mano acostumbrada, me supongo, que había demostrado sobradamente en Teruel, en la batalla del Ebro, ejerciendo de ranchero primero y más tarde de cabo furriel, en la guerra civil española. Tal vez en la Casica del Cabecico Ainás, y realizando las clásicas labores agrícolas, además de las cuales, le da una buena noticia local.

Nada menos, que muy próximamente vendrá al pueblo el Presidente de la Diputación Provincial (tirando de la cronología y tras arduas gestiones de mi amigo Antonio Ruiz Pardo, llamado Luis Carrasco Gómez) para estudiar la posibilidad de concederle al municipio un Matadero y, pásmense, bajar la Fuente a la Plaza ¡Lo nunca visto!

El primer matadero, como se sabe, para ponerse al día, se instaló sin mucho éxito en el número 6 de la calle de los Pasos, pasando después a ser Escuela Pública, debutando como maestra, la archenera Gloria Cervantes Crevillén, y más tarde, al quedar sin uso, por el traslado de dichas escuelas, más abajo del pueblo, concretamente, a la calle San Francisco (denominándose el centro 'XXV años de Paz') fue utilizado inicialmente el inmueble como depósito, o almacén de las palomas de pica, dependiente de la Sociedad Local de Colombicultura 'la Montañesa', hasta volver definitivamente a su original propietario, Jesús Yepes ('Jesús de Miserias'), fallecido trágicamente en Francia. Y de la anhelada Fuente en la Plaza nunca más se supo€ Ya que salvo un breve paréntesis, utilizada como ornato público (por decir algo) dados sus continuos chisporroteos, que dejaba a la gente perdida y que los resbalones estaban a la orden del día, hubo que desmontar una artificial, comprada expresamente en Aledo, siguiendo la moda imperante, muy vieja y trasnochada, como solución más práctica.

Prosigue su relato -para alegrarle la estancia- indicándole que las uvas empiezan a pintar, pero que como no llueve, van a ser como perdigones. Pues ya es sabido, como decía el Chifarra Trinidad Guillamón Guillamón, que «cuando llueve en Madrid no llueve en Murcia; cuando llueve en Murcia no llueve en Ricote y cuando llueve en Ricote, no llueve en el Campo€» Hasta el punto que no hay agua ni para las necesidades más primarias, ni en la Chovaiza, Berrandino , ni en la Fuente Cubierta (su círculo de incidencia más próximo) teniendo que gastarla toda de la Facarola, la Bermeja o la Fuente del Rey, lo que ya es lo último.

Cambia de tema, y dándole una larga cambiada, le felicita por los versos que le ha mandado, que le gustan mucho. Pues aquí la vena poética, como se observará, la llevamos todos en la sangre y desde Serafín Salmerón Moreno a acá, el más representativo y arquetípico, en cada casa tenemos un poeta o un rapsoda, sino son las dos cosas a la vez. Ahí están para demostrarlo, entre otros muchos vates, que ejercen por libre, Manolo de Tiburcio o Jesusete, sin ir más lejos.

Y como despedida, para terminar, le transmite dos cosas muy curiosas: que se van a casar Andrés de Montalbán y Gonzalo y otro que está al caer, (dicho con retintín€) dándole muchos recuerdos de su cuñado Paco, el mítico Paco Zamora y del Comino, que a la sazón era simplemente zapatero remendón. Muy lejos del estrellato que le llegaría más tarde, como Hijo predilecto de la parroquia y Sacristán de honor, nada menos. En un acto organizado por todo lo alto, y muy solemne, el 18 de enero 1987, en el que me cupo el honor de impartir la charla conmemorativa ('Estampas nostálgicas de una época') y ejercer de maestro de ceremonias.

En la siguiente misiva se mueve por parecidos derroteros, comunicándole que está sembrando una poca de cebada, -corre el mes de agosto, como queda dicho- «pues aunque es algo temprano, creo que no se echará a perder, sabiendo tú la poca hierba que tenemos en nuestra huerta ¿verdad?»

Como posdata, una perla informativa que tiene mucha guasa y que responde al siguiente tenor: «Recibí el pitillo que mandabas y lo guardé, pues tu hermano no lo quiso tomar, o le dio vergüenza. Adiós».

A este respecto, se me ocurre una maldad (que para eso estamos). No menciona a qué hermano se refiere, pero me supongo que no sería César (el popularísimo 'Clody'), ya que conociendo su olfato comercial, lo hubiese vendido a buen precio, en esos mercados de Dios, que se corría a diario, a la pata coja y a tientas (lo que tiene doble mérito) y si no en el propio pueblo de Ojós, montado o no en su típica burra. En la pollina de su vida, sobre la que se han escrito en común, tantas historias divertidas.