A comienzos de la primavera de 1889, Los Baños de Archena y otros lugares del Valle de Ricote fueron visitados por fotógrafos de la compañía parisina J. Lévy et Cie. El objetivo era captar imágenes con un fin comercializador. La belleza de esta tierra y la posibilidad de alojamiento en Los Baños debieron ser los motivos para que esta compañía decidiera fotografiar el Valle de Ricote, incluyéndolo en su ´Nouveau voyage en Espagne' (1888 y 1889). El caserío de Ricote, con su huerta y entorno, fue captado a través de varias instantáneas con cámaras de diferentes formatos. Documentalmente, son las fotografías más antiguas de Ricote.

La compañía J. Lévy et Cie en el Valle de Ricote

La compañía J. Lévy et Cie en el Valle de Ricote Los números de inventario de las fotografías del Nuevo Viaje a España revelan que los operarios estuvieron trabajando en el Valle de Ricote en 1889, después de pasar por Gibraltar y antes de tomar las vistas de la Semana Santa de Murcia (14-21 de abril).

La enumeración de las imágenes también sirve para deducir el itinerario seguido por los fotógrafos dentro de la comarca. Fue en Los Baños donde realizaron las primeras instantáneas, tanto del propio recinto termal como de su entorno inmediato. Por suerte para el investigador actual, el encanto de los otros pueblos del valle hizo que los fotógrafos se animaran a inmortalizar sus bellos paisajes.

Para los operarios no fue fácil trasladarse por un desconocido Valle de Ricote. Debieron valerse de algún guía y de bestias de carga para transportar el gran equipo fotográfico (trípodes, cámaras, cajas de placas de vidrio, etc.). Tras captar imágenes en Los Baños, pasaron a hacer lo propio con los paisajes del entorno de Ulea y Villanueva.

El camino de herradura del Salto de la Novia y su espacio agrícola envolvente también fueron fotografiados desde varios puntos de la margen izquierda del Río Segura. Aguas arriba, hicieron tomas de El Molino de la Huerta de Abajo de Ojós. Después, fotografiaron El Solvente desde varias perspectivas. En Blanca, las localizaciones se dieron en las elevaciones de Jumajante y Alto Palomo. Ricote, con una única localización, fue el último pueblo del valle que conocieron.

Las fotografías de Ricote

Las fotografías de Ricote Los operarios encontraron en Las Piedras la localización elevada perfecta para captar el precioso paisaje donde se emplaza el caserío de Ricote. En este paraje montaron todo el equipo fotográfico de diferentes formatos, como lo eran álbum (24 x 30 cm), dos tipos de estereoscópicos (10 x 21 y 13 x 21 cm) o el panorámico (13 x 21 cm).

El trabajo consistió en tomar negativos diferentes de cada uno de los formatos, lo que se tradujo en varias tomas del mismo paisaje. El encuadre elegido quedó dividido en tres partes. La zona central estaba dominada por una huerta llena de olivos, captando las ruinas de la Ermita de Nuestra Señora de las Huertas en la margen izquierda. En el tercio superior aparece el pueblo, en el que destaca la Iglesia de San Sebastián, viéndose el caserío protegido por el Cabezo del Algezar y el resto de elevaciones.

El sector inferior derecho fue destinado a la parte animada, donde aparecen varias personas en primer plano. Y es que, en este viaje por España, los fotógrafos franceses emplearon la técnica de la instantánea (descubierta y perfeccionada en la década anterior), lo que permitió realizar tomas animadas con asiduidad. Por ello, como en otras localizaciones, desde Las Piedras hicieron varias tomas con un mismo plano, empleando a personas en distintas posiciones.

Hemos tenido acceso a varios positivos de la localización titulada ´Environs d?Archéna. Vue de Ricote'. El más interesante es una fotografía estereoscópica coloreada sobre vidrio. Con el número de inventario LL-14558, está albergada en el portal web de Roger-Viollet, agencia que custodia el fondo Léon et Lévy. Es más, un detalle de esta vista estereoscópica está siendo comercializada en papel.

Una copia fue adquirida por José María García Avilés, quien, gentilmente, la ha prestado para la ilustración de este breve artículo. La imagen escenifica el recibimiento que hace un ricoteño a dos forasteros, dándose la mano con uno de ellos. Junto al lugareño se da un niño, que debió ser su hijo, estando ambos elegantemente ataviados.

Por otras fotografías de la colección se intuye que la persona que recibe el apretón de manos es uno de los franceses. Éste porta un garrote en la mano libre. Por su parte, la persona que está a la derecha sostiene un botijo y su canuto (posible guía). Dejamos a los lectores la averiguación sobre quienes son los ricoteños del año 1889. De haber sido uno de ellos el alcalde de entonces, este cargo lo ostentaba Juan Antonio Palazón Bermejo.

En nuestra investigación hemos encontrado otras dos tomas distintas de la misma localización. Una en formato estereoscópico sobre papel, donde la escena es muy similar, aunque con ligeras diferencias en las posturas de las personas. La otra toma, en formato panorámico, apareció impresa en The Book of History. A history of all nations from the earliest times to the present (volumen 6, 1915).

En este caso, la escena es totalmente distinta, formada por los tres adultos. El supuesto francés aparece sentado junto al agachado acompañante y el ricoteño se muestra de pie bebiendo agua del botijo.

La importancia de las vistas captadas en el Valle de Ricote radica en que constituyen las primeras fotografías realizadas por profesionales en el interior de la comarca, recogiendo unos paisajes que se verán alterados a partir de la revolución tecnológica de finales del siglo XIX.

Las vistas estereoscópicas de Ricote son un buen ejemplo de la hospitalidad que siempre ha mostrado el honesto ricoteño hacia el forastero. Observar la fotografía en el visor estereoscópico y apreciar la acogida que reciben los foráneos es toda una gozada. Una ilusión óptica en tres dimensiones que nos traslada delante de sus protagonistas 132 años después.