El festejo de los Caballos del Vino de Caravaca pasaba a incluirse, el pasado miércoles, en la lista representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco. Un festejo del cual se tiene conocimiento documentado desde 1765. La fiesta guarda su rigor y tradición histórica, pero su estético se ha ido adaptando a los nuevos tiempos. Desde los primitivos enjaezamientos en los que se usaban colchas y ajuares de casas, para engalanar a los caballos que se usaban como ayudas en el campo, pasando por los primeros mantos elaborados exprofeso para la mañana del dos del mayo, hasta llegar a la riqueza en bordados con seda, oro y plata que actualmente visten los equinos, convertidos en un Caballo del Vino.

Una fiesta que siempre ha sido protegida, conservada y cuidada por la gente humilde de la ciudad, que ponía lo mejor de cada casa para el lucimiento de la fiesta.

En cuanto al otro concurso del día dos de mayo: la carrera, también ha ido evolucionando según han pasado los años. Se comenzó con primitivos cronómetros y la carrera comenzaba con la bajada de una bandera al inicio de la cuesta. Hoy en día se trata de un sofisticado sistema de ‘transponder’ que ofrece a los caballistas la seguridad de un concurso justo. Con la industrialización de finales de los 70, fueron llegando a las fiestas de Caravaca caballos de mayor envergadura y belleza para el festejo, por lo que a partir de 1980, se instauró en la localidad el tercero de los concursos que organiza el Bando de los Caballos. Se trata de premiar al mejor caballo por su morfología, lo que se conoce popularmente como ‘caballo a pelo’, que se celebra en la tarde del uno de mayo en la mítica plaza del Hoyo.

El concepto de las peñas también ha ido cambiando a lo largo del tiempo. Al principio eran únicamente los cuatro caballistas los que formaban parte de la peña, desde finales de los setenta el concepto cambió y hoy las 60 peñas que componen el bando tienen multitud de socios y muchas de ellas realizan diferentes actividades culturales, lúdicas y deportivas, como fórmula para costearse los gastos necesarios para sacar un caballo a la calle.

Los Caballos del Vino, junto a los Moros y Cristianos, son parte integrante de las Fiestas en honor a la Santísima y Vera Cruz de Caravaca, que se celebran del 1 al 5 de mayo y son de Interés Turístico Internacional.

Están declarados desde 2011 Bien de Interés Cultural Inmaterial con carácter etnográfico. Su origen está documentalmente probado desde hace tres siglos, aunque es una manifestación anterior, vinculada a la antiquísima ceremonia de la bendición del vino la Santísima y Vera Cruz de Caravaca, un ritual igualmente único en el mundo que simboliza la protección de la naturaleza.

Las características y valores mantenidos por los Caballos del Vino a lo largo de su historia se adaptan a la salvaguarda del patrimonio mundial inmaterial que promueve la Unesco, ya que este vela por su continuidad.