Lleva desde los 22 años siendo caballista, hoy a sus 76 y con un espíritu joven, ha celebrado como el que más este merecido nombramiento. Recuerda cómo eran los inicios del festejo, «guardaba los dos reales que me iba dando mi madre para conseguir pagar el alquiler de un caballo, en aquellos años pedíamos un caballo y a cambio al dueño le dábamos un celemín de cebada y el herraje del caballo». En aquellos tiempos difíciles el bando entregaba una arroba de vino a cada caballo que participaba, «esa arroba la repartíamos entre los caballistas, el dueño del caballo y quien nos dejaba los aperos y el manto para poder vestirlo».

Manuel recuerda los piques que en aquellos años había entre los diferentes caballos que participaban en el festejo. «Eran otros tiempos, más difíciles pero vivíamos el festejo con mucha intensidad».

Manuel fue fundador de la peña Mayrena en 1977. Su nombre se debe al barrio caravaqueño donde nació. Hoy ve como el festejo ha ido evolucionando, «todo ha cambiado muchísimo, la manera de vestir el caballo, la composición de las peñas, pero lo más importante es que la esencia sigue siendo la misma».

Gracias al trabajo de aquellos caballistas, el festejo guarda a día de hoy la misma tradición.