La mañana del sábado 12 de diciembre de 2020 comenzó triste para los vecinos de la pedanía de La Hoya y para Lorca, en general. La noticia corrió como la pólvora de boca en boca y de WhatsApp en WhatsApp. Había fallecido la gran Antonia Navarro, toda una institución en el pueblo, hija ilustre y una de las mejores embajadoras a la hora de llevar por la Región de Murcia y por España el nombre de la tierra que le vio nacer. Tras una penosa enfermedad, Antonia Navarro Mula, nos ha dejado a los 67 años de edad, en plena flor de su vida y cuando aún le quedaban muchos proyectos por ejecutar, porque lo suyo era crear empleo y más en estos tiempos tan difíciles que nos ha tocado vivir. Sus fuertes convicciones religiosas y el amor y devoción que sentía hacia la patrona de La Hoya, La Virgen de la Salud y al Santísimo Cristo de Medinaceli le han hecho más llevadero el sufrimiento de los últimos meses y para ganarse un lugar preferente allá en el cielo, junto a su Virgen y a su Cristo a los que tantas veces visitó en los templos que los albergaban, para pedir, no solo por ella y los suyos, sino también por todo el pueblo de La Hoya.

"Me ha roto el corazón al recibir la noticia esta mañana cuando me lo dijeron", comentaba a este redactor a través de un mensaje, desde Zamora, su párroco y confesor Kenneth Chukwuka, quién la visitó muchas veces, tanto en su domicilio como en el hospital y ha tenido la suerte de conocer a fondo su enorme espiritualidad y sentimientos.

Para el alcalde de Lorca, Diego José Mateos, Antonia Navarro, como popularmente se le conocía, "fue una gran mujer, una gran empresaria y una embajadora excepcional de La Hoya y de Lorca" y razones no le faltan a quien se enorgullece además de que ella "fue mi primera jefa con quien trabajé como monitor de comedores escolares". Mateos comunicó a los portavoces de los grupos municipales tan sensible pérdida.

Antonia Navarro, junto a su esposo Bartolomé Ruiz e hijos Pedro José y Juan Bartolomé, regentaba un restaurante en La Hoya donde su sola presencia recorriendo las mesas donde estaban los comensales en cualquiera de las comidas que organizaba, era suficiente para que el banquete resultase completo. A ella acudían cada año todos los colectivos de La Hoya con la confianza de que les organizara sus celebraciones y con la garantía de que todo iba a salir bien, poniendo siempre su importante granito de arena para que el coste fuese lo menor posible. De ello pueden dar fe las asociaciones de vecinos, mayores, mujeres, jóvenes, mayordomos o cofradía del Santísimo Cristo de Medinaceli que en el año 2018 la hicieron pregonera de la Semana Santa de La Hoya y unos años antes, la Cámara Oficial de Comercio e Industria de Lorca, le hizo entrega de uno de sus distinguidos Premios Mercurio.

El catering que regentaba Antonia Navarro, comenzó su andadura hace 32 años dando de comer a 240 niños y niñas del colegio público "Juan Navarro" de La Hoya. Algo más de tres décadas después, son más de 6.000 las bocas que alimenta cada día en periodo escolar, en distintos puntos de la Región de Murcia, con una plantilla que ronda las 450 personas, habiéndose convertido en una de las empresas con mayor número de trabajadores y trabajadoras a su cargo en este sector.

Antonia Navarro hizo sus primeros pinitos en el mundo de la restauración de la mano de sus padres, Pedro Navarro y Juana Mula, que tenían un pequeño restaurante junto a la carretera nacional 340 por donde pasaba todo el tráfico entre Andalucía y Levante y viceversa.

Cientos de llamadas a la familia, mensajes y visitas al tanatorio Lázaro Soto de Lorca, donde se encuentra expuesta la capilla ardiente, además de las numerosas coronas y ramos de flores y a pesar también de la situación sanitaria por la que atravesamos, son una muestra de quién era Antonia Navarro y el cariño que sus vecinos y conocidos sentían hacia ella. Antonia Navarro era una persona sencilla, afable, abierta a los demás y dispuesta siempre a hacer el bien. Entre las numerosas muestras de pésame expresadas a través de las redes sociales durante las últimas horas se pueden leer algunas como "fue una luchadora nata, súper querida. Dios la bendiga y la tenga en su gloria"; "una gran pérdida";"Todo un ejemplo de mujer luchadora, emprendedora y muy admirada";"una bellísima persona querida por todos y una gran pérdida para La Hoya", entre otras muchas. El entierro tendrá lugar este domingo, 13 de diciembre, a las 11 de la mañana.

Y a partir de ahí quedará siempre en la mente de todos, su recuerdo, la huella que ha dejado tanto de su faceta humana como de empresaria, un ejemplo a seguir que muchos tomarán como bandera en unos momentos en los que hacen falta muchas mujeres y hombres como ella. Muchos no olvidaremos nunca sus excelentes menús, exquisitamente preparados. Sin duda que uno de los más populares es el arroz y pavo con albóndigas con algún que otro platico de mollejas que solamente Antonia Navarro sabía preparar como nadie, gracias a la magia que tenía en sus manos. Pero a pesar de la tristeza y de la gran pérdida que supone la marcha de Antonia Navarro, la vida tiene que continuar y ahí están su esposo, Bartolomé Ruiz, sus hijos Pedro José y Juan Bartolomé que seguirán con el gran legado que nos deja, sin olvidarse de ese gran equipo de profesionales, hombres y mujeres que hay a su alrededor que han hecho posible las metas alcanzadas. Y ella, desde el cielo, seguro que seguirá echando un vistazo cada día para que no falte de nada. Que en paz descanse.