La víctima, una joven de 18 años de edad, acudía al cuartel de la Benemérita a denunciar lo que le había pasado. Habían pasado ya varios días de la agresión sexual que, explicó, había sufrido en una vivienda, en la que se encontraba con su compañero sentimental. Aunque no era él su atacante, indicó a los investigadores: eran dos amigos de su pareja.

Según el relato de la chica, todo comenzó en un domicilio donde estaba ella con su novio y otros conocidos y, en un momento dado, su pareja se ausentó.

Fue entonces cuando, según la denuncia de la joven, dos sujetos, amigos de su compañero sentimental, se acercaron a ella con intención de mantener relaciones sexuales. Aunque ella se negó y trató de quitárselos de encima, estos individuos la sujetaron y comenzaron a hacerle tocamientos. Pese a los intentos de la chica de zafarse, ambos lograron violarla, manifiesta en su denuncia.

Cuando los sujetos perpetraron la agresión sexual, se marcharon. La víctima, asustada, aún tardó en acudir a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Lo haría a lo largo de esta semana. Cuando se personó en el cuartel, apuntó que el ataque sexual que había sufrido había tenido lugar el fin de semana anterior, durante una celebración en una casa.

Al tener conocimiento de lo sucedido, desde la Benemérita contactaron con el Instituto de Medicina Legal. La víctima fue citada en el Rafael Méndez de Lorca, el hospital más cercano, para ser sometida ahí a un examen forense. Un profesional del citado organismo se desplazo al centro hospitalario y realizó un reconocimiento a la joven, en el cual, pese a los días transcurridos, se corroboró que presentaba indicios de haber sufrido una agresión sexual.

El asunto quedó en manos del Equipo de la Policía Judicial de la Guardia Civil, que comenzó con la investigación.

Dado que los presuntos atacantes estaban perfectamente identificados, al ser conocidos y compatriotas de la chica (son todos sudamericanos y habían quedado otras veces), los agentes procedieron en poco tiempo a su localización y arresto.

Niegan ser violentos

Según apuntan fuentes cercanas al caso, los dos sospechosos niegan haber violado: aseguran que creían que las relaciones que mantuvieron fueron consentidas y niegan haber empleado violencia para someter a la joven.

La investigación, no obstante, continúa en marcha, a la espera de ver si hay más testigos que estuviesen en la celebración en la vivienda. Si se demuestra la culpabilidad de los sospechosos, se enfrentan a una pena prisión de uno a cinco años, que es como castiga el vigente Código Penal el delito de agresión sexual.