Pedro Antonio Villas, el acusado de matar a otro hombre apuñalándolo por la espalda en el transcurso de una discusión que tuvo lugar a las puertas de un bar del municipio de Puerto Lumbreras en enero de 2018, ha sido condenado a doce años de prisión tras reconocer los hechos y ser aplicada la confesión como atenuante.

Finalmente, según ha reconocido el letrado defensor Manuel Maza, se ha llegado a un acuerdo con la acusación, cuyo abogado es Raúl Pardo-Geijo, para rebajar la pena de cárcel a más de la mitad de los 25 años iniciales que solicitaba la Fiscalía.

"El acusado ha considerado suficiente esta pena y se ha mostrado arrepentido. Ha intentado enmendar su error y ha reconocido los hechos en su integridad", según Maza.

El hombre cogió un cuchillo de su coche y se lo clavó "por detrás" sin que la víctima pudiese percatarse de que venía, por lo que se considera que existe un asesinato con alevosía. Aunque en un primer momento ha dicho que no quería matarle, ha confesado ante las preguntas de su abogado defensor que era muy posible que la víctima falleciera tras el ataque.

El juicio se ha celebrado con Jurado Popular en la Sección 2 de la Audiencia Provincial, con sede en la Ciudad de la Justicia de Murcia.

Los hechos se remontan a las 00.30 horas del 27 de enero de 2018, cuando los dos acusados iniciaron una fuerte discusión con la víctima y sus acompañantes en el interior de un bar de la calle Orfeón Fernández de Puerto Lumbreras, según se desprende del escrito de calificación provisional del Fiscal.

La pelea continuó en el exterior del bar y, entre las 00.55 y la 1.00 horas, mientras los contendientes se increpaban mutuamente, el acusado de asesinato se aproximó de forma inesperada por la espalda a la víctima y le clavó la hoja de un instrumento cortante tipo navaja que previamente fue a recoger de su vehículo, llegando a caer al suelo y emitir un sonido metálico.

Todo ello, según el Fiscal, "sin que la víctima se percatase de ello ni tuviese posibilidad de defenderse". Además, sostiene que el presunto autor actuó "con el único y deliberado propósito de acabar" con la vida de su contendiente.

Las lesiones provocaron la muerte de la víctima a los pocos instantes, según el informe del médico forense, desplomándose y quedando tendido en el asfalto.

Después de ello, ambos acusados desaparecieron del lugar sin auxiliar al herido, aunque el vehículo del acusado de asesinato permaneció estacionado en las proximidades del bar.

Posteriormente, entre la 1.00 y la 1.20 horas, el acusado de encubrimiento se desplazó en otro vehículo a otro bar de la avenida Juan Carlos I en el que se había ocultado el presunto autor del asesinato y lo subió a bordo del coche.

En esa maniobra, el presunto autor del navajazo manchó el coche de la sangre del fallecido que impregnaba su ropa, sus manos y rostro. A continuación, el acusado de encubrimiento lo trasladó a un lugar desconocido, "sabedor de que con ello facilitaba a aquel evadirse de las responsabilidades derivadas sus actos, así como el ocultamiento de la vestimenta que aquel portaba y la del arma blanca causante de la herida letal", según el Fiscal.