­No solo se trata de sentarse a la mesa y comer, el turismo gastronómico es mucho más que eso, es conocer, aprender, comer, degustar y disfrutar de una cultura gastronómica propia del territorio. Sobre esto, Calasparra tiene mucho que decir, y es que dentro del ‘turismo paisajístico’, fundamental en su cultura, es capaz de ofrecer al turista una experiencia única para disfrutarla en cualquier época del año, aunque es recomendable hacerlo en los tres estadios diferentes de la Vega Arrocera de Calasparra.

Es en mayo cuando se inundan las terrazas de agua, ofreciendo una estampa única, un cambio de paisaje que las transforma en espejos que reflejan los distintos tipos de luz, haciendo recomendables los amaneceres y atardeceres para una bonita fotografía. En julio cuando predomina el verde intenso, una secuencia de terrazas alfombradas que se tornan en doradas para finales de septiembre. Y a principios de octubre el arroz de Calasparra se recolecta para su elaboración, envasado y puesta en el mercado.

La marca ‘Arroz Calasparra’ se registró en 1928, y desde entonces la excelente calidad del producto se ha ido afianzando hasta obtener en 1986 la Denominación de Origen. El Consejo Regulador garantiza la procedencia del producto y vela que durante el proceso de cultivo del arroz se respeten los métodos que aseguran una calidad digna del nombre que lo ha hecho internacionalmente conocido y apreciado. El Ayuntamiento ha costeado recientemente la creación, desde el Consejo Regulador, del distintivo ‘Espiga Dorada’. Este sello supondrá para los establecimientos un aval de garantía y un reconocimiento del uso de este preciado cereal, en sus elaboraciones. El Arroz de Calasparra tiene una característica que lo diferencia del resto; su entorno ecológico y su sistema de cultivo.

La gastronomía de Calasparra la podemos disfrutar gracias a su clima y a la altitud en cualquier estación del año, ya que posee una gran variedad de cosechas. Además de las frutas y hortalizas que nos ofrece la agricultura ecológica, destacan los quesos con denominación de origen, el aceite de oliva, embutidos, jamones y dulces.

Esta variedad gastronómica hace que, dependiendo de la época del año, podamos disfrutar de unos ‘platos típicos’, como las fritillas en el Carnaval, el caldo de pelotas con bacalao en Semana Santa, la caldera de toro durante la Feria Taurina, el caldo de espárragos, las migas, el garullo, las toñas, los almendrados, etc. Calasparra es famosa por el tapeo en los distintos bares de la localidad. Muy popular es ‘salir de cañas’ y degustar con los cinco sentidos las famosas tapas de la localidad. Un evento a remarcar es la famosa ‘Ruta de la Tapa: De Cañas por Calasparra’, que por 2, 50 € le permite disfrutar de tapa más bebida en los distintos establecimientos de la localidad.