Joaquín G. V., el acusado de matar a su anciana tía en su domicilio de Abarán el año pasado, se enfrenta no solo a un delito de asesinato: la Fiscalía ha formulado una querella, con carácter ampliatorio, y lo investiga no solo por el crimen, sino por delitos contra la libertad sexual, cometidos, presuntamente, contra Maruja, la víctima mortal.

La señora, a la que sus vecinos echaron en falta cuando no acudió al funeral de un conocido, tenía 82 años y vivía, desde que se quedó viuda, sola en el número 57 de la calle Doctor Molina de Abarán. Allí fue encontrada, tirada en el suelo de su dormitorio, en un charco de sangre. Corría el mes de abril de 2019. La Policía Judicial de la Guardia Civil, que se hizo cargo de la investigación, comenzó con las pesquisas y tardó unos meses en detener al presunto autor del crimen: Joaquín, uno de los sobrinos de la víctima.

Conversaciones de WhatsApp entre primos

A raíz de las diligencias de investigación practicadas, el Ministerio Público formulaba querella por un presunto delito contra la libertad sexual cometido contra la víctima con anterioridad al crimen. Ya la Policía Judicial sospechaba que el asesinato podría tener un móvil de índole sexual, y los indicios se relacionan con una serie de conversaciones de WhatsApp mantenidas entre Joaquín y una prima suya, sobrina, por tanto, de la difunta octogenaria.

Se da la circunstancia de que la hermana de la víctima, también una mujer anciana, declaró en sede judicial, en el marco de la investigación del crimen, que su sobrino había llegado a masturbarse delante de ella.

El caso sigue su curso. Ahora, la titular el Juzgado de Instrucción nº 4 de Cieza quiere que se examine el contenido de dos teléfonos móviles del procesado, para ver si contienen información referente a estos supuestos ataques sexuales que ahora denuncia la Fiscalía.

El volcado y clonado de los teléfonos móviles intervenidos ha sido autorizado y encomendado a la Policía Judicial, explican fuentes judiciales.

El día que Joaquín fue mandado a prisión provisional, tras declarar ante la jueza, vecinos de Abarán y allegados de Maruja organizaron por las calles del pueblo una marcha en su memoria, que comenzó donde vivía la señora y finalizó en la plaza de la Zarzuela, con un minuto de silencio. Los presentes portaban pancartas en las que pedían justicia.