Una joven vecina de San Javier que sufrió el miércoles quemaduras en el incendio de su casa después de que su madre prendiera fuego a su cama murió ayer al no poder sobreponerse a la gravedad de sus lesiones, según informaron fuentes municipales y de la Consejería de Salud.

Los hechos tuvieron lugar de madrugada, en un inmueble situado en la calle Mártires de San Javier. Madre e hija residían juntas en un segundo piso. Fueron los vecinos los que avisaron a Emergencias al ver cómo se estaba quemando la casa.

Inmediatamente se movilizaron al lugar los Bomberos. Eran poco tres de la mañana. Sandra, la joven víctima, se encontraba en el interior de la vivienda y no podía salir por sus propios medios. Los efectivos que entraron en la casa la localizaron y la sacaron, aunque su estado era ya muy grave: sufría considerables quemaduras por el cuerpo.

De ahí que la mujer fuese llevada no a Los Arcos del Mar Menor, que es el hospital más cercano, sino al Virgen de la Arrixaca de Murcia, que cuenta con una Unidad de Quemados.

También fue atendida entonces, in situ primero, la madre de Sandra, una mujer septuagenaria que no presentaba lesiones por el fuego, pero que sí había inhalado humo. Después de ser vista por los sanitarios, fue llevada en ambulancia a Los Arcos.

Entonces comenzó la investigación para tratar de esclarecer cuál era la causa del fuego. Llamaba la atención que la hija estuviese en coma y la madre apenas hubiese inhalado humo. Cuando se tomó declaración a la mujer, que se encontraba mejor, consciente en todo momento, ella misma habría confesado que prendió fuego al colchón de su hija, «para despertarla», indican fuentes cercanas al caso. Para hacerlo, habría empleado un mechero.

Esta mujer, añaden, no tiene diagnosticada discapacidad alguna, y tendrá que ser un forense el que determine si sufre algún tipo de grado de demencia, y si puede o no ser investigada por la muerte de su hija. Ahora ha de ser un médico el que, en un examen más a fondo, determine si se trata de una persona inimputable. Además, tras ser llevada a Los Arcos, la vecina pidió el alta voluntaria y se fue.

La detuvo la Benemérita y la llevó después al psiquiátrico, algo que ha sido ordenado por la jueza. Se da la circunstancia de que la joven, que trabajaba de conserje en el Ayuntamiento de su localidad gracias a un convenio de integración laboral, sufría una discapacidad intelectual.