Día dos de mayo muy atípico en Caravaca. La crisis sanitaria del COVID-19 ha impedido que el esfuerzo y el trabajo de todo un año en torno a toda una ciudad, se vea recompensado en la mañana caravaqueña por excelencia, en la mañana del día dos. Mucha gente quiso pasar por la Cuesta de la Simona y la Cuesta del Castillo, dos puntos estratégicos en la dorada mañana, para dejar testimonio vivo de un año que tristemente pasará a la historia, por no poderse celebrar el festejo que opta a convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

A puerta cerrada y sin fieles se celebró la misa de aparición, que tradicionalmente se celebra en el Templete. La eucaristía estuvo presidida por el párroco Juan Alfonso Breis y auxiliada por Alfonso Ortiz. Durante su homilía Breis recordó la importancia del rito de aparición tanto para la ciudad de Caravaca, como para el mundo cristiano.

A los pies del altar estuvo la bandeja de flores que todos los años la Hermana Mayor entrega al alcalde de Caravaca para que la ponga a los pies de la Cruz. En ella, van los deseos, anhelos y también los sufrimientos de todos los caravaqueños. Este año la bandeja fue trasladada hasta la Basílica Santuario por la Policía Local, y se quedó depositada en la capilla de la Cruz, junto al bastón de mando y el medallón del regidor caravaqueño, José Francisco García, quien a través de un mensaje en redes sociales puso de manifiesto que «sabemos que el día más gozoso del año suena a repiques de campanas, estallidos de cohetes, pasodobles y alegre cascabeleo», añadiendo en este sentido que «en la plenitud de la primavera, surge un milagro llamado 2 de mayo». García incidió en las «emociones que están recogidas en la Bandeja de Flores, que desde hace siglos ofrece el alcalde a la Vera Cruz en representación de todo el pueblo».

Sobre la situación actual, explicó que «esta bandeja en una silenciosa capilla de la Vera Cruz es hoy nuestro corazón encogido por la nostalgia y recoge las lágrimas que se vierten desde las casas de tantos caravaqueños, vivan donde vivan».

Este año la petición fue de manera muy especial por la salud de todos y por un futuro mejor, «teniendo presentes a quienes nos dejaron, pidiendo a la Santísima y Vera Cruz que siga protegiendo a todos sus hijos», concluyó el alcalde García.