Aunque no habrá desfiles, ni los caballos enjaezamos mostrarán la riqueza del bordado, que sólo se da en la mañana del dos de mayo en Caravaca. El corazón de los caravaqueños se acelera según pasan las horas y se aproxima el día 30 de abril. Algunas de las tradiciones, previas a la Semana Grande de la población del Noroeste, se siguen realizando como ha sido la colocación del pañuelo caballista.

Durante los últimos treinta años, la familia Martínez ha sido la encargada de, en la víspera del Baile del Pañuelo, colocar el pañuelo en la atalaya de la ciudad.

Manuel Martínez daba ánimo a todos los caballistas «y esperanza para que el próximo, volvamos con más fuerza».

Por su parte, su hermano Antonio, explica que este es un año con emociones encontradas, «tienes alegría y ansiedad, por un lado, porque como cada año, la familia Martínez hemos acudido a un ritual muy emotivo e intimo para nosotros como es la colocación de nuestro símbolo caballista», en este sentido destaca que este año, «también hay sentimientos de añoranza y esperanza por la ausencia, por enfermedad de mi padre, caballista de pura cepa que nos ha hecho amar este festejo».

Concluyen incidiendo que «este pañuelo va por todos; por todos los caravaqueños, por todos los que aman nuestras fiestas, por todos los que luchan contra el Covid-19».

Desde el Bando han agradecido inmensamente la labor de Antonio, Manolo y Antonio que, han cumplido con la tradición. Destacando la colaboración del Ayuntamiento de Caravaca en la elaboración de un nuevo pañuelo, que indica a toda la ciudad, que este año las Fiestas se viven desde Corazón.