­Todos y cada uno de los componentes de la cuadrilla de La Hoya, que cada año nos alegran las navidades y la romería de La Salud, son dignos para dedicarles una página de este especial que La Opinión de Murcia lleva más de dos décadas sacando a la calle en una fecha tan señalada como la del 2 de febrero.

Pero este año vamos a detener nuestra atención en la 'generación del pandero': abuelo, hijo y nieto que trabajan a destajo y aúnan todos sus esfuerzos para que este singular instrumento, que no puede faltar en una cuadrilla de pascua, se deje ver y sentir cada vez que se ponen en marcha. Se trata de Mateo Montes Márquez, director de la cuadrilla de La Hoya y el más veterano de las tres generaciones que lleva tocando el pandero desde que era bien joven y a quien la música de pascua le ha llevado siempre de cabeza.

Al abuelo le siguió el hijo, Juan José Montes Vera, que además de tocar el pandero con gracia y energía, es uno de los guiones de la cuadrilla a la que se une con sus improvisados trovos. Pero la guinda del círculo musical la pone, sin duda, el más pequeño del grupo. Se llama Juan Montes Gallego, quien a sus 5 años de edad toca el tambor mejor que su abuelo y que su padre y se ha convertido en la estrella de la cuadrilla.

Con solo 3 años de edad hizo sus primeros pinitos y le está gustando tanto que cada año está deseando que llegue la Navidad para lanzarse y que todo el mundo sepa quién es Juan Montes Gallego que no se conforma con tocar solo el pandero sino que ya ha iniciado el camino para tocar también la guitarra. No conforme con todo ello, ya le ha pedido asimismo a su padre que lo vaya introduciendo en el mundo del trovo y que le enseñe coplas para cantarlas donde y cuando sea, sin ningún tipo de problemas. Y a todo ello, el hijo menor de Juan José Montes, Mario, con solo 2 años, ya se está iniciando también en este mundillo.

Juan José Montes, padre de Juan y de Mario, reconoce que no sería mucho mayor que su hijo Juan, cuando el gusanillo de la música y el folclore popular llamó a su puerta, y desde ahí hasta este momento en el que maneja a la perfección trovo y pandero dejando los platillos también para el abuelo.