El chiringuito que cada año instala la asociación Camino a la esperanza se ha convertido ya en el espacio de referencia para la solidaridad cada 2 de febrero. Haga viento, frío o lluvia, el equipo de voluntarias que lo componen no cesa en su empeño de aprovechar este día para recordar a las buenas gentes de La Hoya que hay personas, cerca y lejos de nosotros, que necesitan de nuestra ayuda.

Este 2 de febrero es un buen día para demostrarlo y, por esa razón, abren las puertas del chiringuito de la solidaridad para que todo el que quiera pueda pasar por él y contribuir con la compra de alguno de los productos que ofrecen. Sus ofertas son las mismas que otros años: buñuelos con chocolate, café, bocadillos o bolitas de bacalao. Los beneficios que se obtengan irán destinados, como siempre, a una buena causa. Siempre lo hacen.

Durante el tiempo que este colectivo lleva funcionando en La Hoya, han colaborado en ayudar a familias de la pedanía que lo necesitan. Lo han hecho sin hacer ruido y sin publicidad, como se hacen las cosas que salen del corazón. Han colaborado en los orfanatos de Calcuta y Camerún, con aportaciones económicas a un hospital en Nigeria. Han realizado, además, envíos de dinero a los franciscanos Padres Custodios de Tierra Santa, a la guardería San José de Calasanz de Lorca o han colaborado en la recogida de alimentos para Cáritas. La última acción solidaria se produjo en 2019 con ayuda económica para construir dos aulas de un colegio en Lombok (Indonesia).

Recuerdan que la campaña de captación de socios sigue abierta para este año 2020. Cada persona que se inscriba deberá hacer una aportación de diez euros al año, que la asociación multiplica en ayudas a quienes más lo necesitan.

Vecinos anónimos de la localidad aprovechan este día para hacer sus donativos que se sumarán a la recaudación obtenida, cuyos fines son los enumerados anteriormente.

Una asociación 'sin cargos' en beneficio de la sociedad

La presidenta de la asociación Camino a la esperanza sigue siendo Inmaculada Bravo Arcas; vicepresidenta, Dolores Moya Carrasco; secretaria, María Sánchez Pascual; tesorera, Verónica Bravo Arcas; y vocales, Rosario Ruiz Vera y Águeda de San Mateo Martínez. Pese a los cargos, porque alguien tiene que estar al frente del colectivo, todas son iguales a la hora de trabajar y tratar de conseguir lo que los más marginados de la sociedad necesitan.