Fernando Arcas Velázquez es un lorquino que ya ha podido cumplir tras su jubilación una de las primeras promesas que se marcó: desplazarse hasta los campamentos de refugiados de Tindouf, en Argelia, para reencontrarse, después de nueve años, con la familia de Mariam Mahmud. Se trata de una niña saharaui que acogió junto a su familia, hace ahora veinte años, dentro del programa 'Vacaciones en Paz' que anualmente se lleva a cabo, con la intención, entre otras cosas, de sacar del desierto durante los meses de verano, al menos, a los niños y niñas que siguen sufriendo después de 44 años las consecuencias de una mala gestión política que parece no tener solución.

Este lorquino, que es miembro de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Lorca, ha viajado a nivel particular hasta una de las zonas más duras del desierto, la conocida como Hamada de Tindouf, que en castellano significa infierno.

Arcas no ha ido con las manos vacías. Una vez allí, adquirió una oveja para que la familia la pueda criar y aproveche su leche, lana y corderos que produzca. Disponer de un animal de estas característica en pleno desierto, según Fernando Arcas, «es todo un lujo y no todas las familias tienen ese privilegio». Se da la circunstancia de que la familia Mahmud y Nanaha, por razones de enfermedad y fallecimiento de los progenitores, padres de Marian, se vieron en la obligación hace unos años de vender las cabras que tenían, motivo por el que este lorquino ha comenzado con la recuperación del ganado empezando con una oveja. La familia reside en Dora Barrio 2 de El Aaiún. Siguen viviendo en jaimas y construcciones de barro.

Mariam Mahmud es actualmente una señora casada, madre de una hija que después de acabar la carrera de enfermería trabaja y vive en el País Vasco, concretamente en Barakaldo, todo ello, gracias en cierta medida, a uno de sus primeros viajes a España, allá por el año 1999 cuando fue acogida por la familia de Fernando en Lorca.

El viaje de Fernando Arcas a los campamentos, dentro de una expedición en la que han participado familias no solo de Murcia, sino también de Comunidad Valenciana y Baleares, ha coincidido con la noticia de un posible atentado en dichos campamentos. Según Arcas, «desconozco la información que tendría el gobierno pero durante los 9 días que hemos estado allí, no hemos apreciado nada anormal ni peligroso, ni para nosotros ni tampoco para los refugiados que en todo momento han seguido con su rutina diaria».

Arcas Velázquez recuerda que los campamentos están organizados por zonas en las que se dividía el Sahara español: Aaiún, Auserd, Smara y Dahla (Villa Cisneros), mientras que en Rabuni es donde se encuentran los servicios centrales y ministerios. Dentro de cada campamento se encuentran las poblaciones que lo componían y éstas a su vez se distribuyen en barrios.

El viaje de este lorquino hasta los campamentos de refugiados, después de nueve años, le ha servido también para apreciar el progreso que ha experimentado la población. Se ha construido una carretera con asfalto desde Tindouf hasta los campamentos y como consecuencia de ello han aparecido los primeros utilitarios y todoterrenos. Excepto en el Aaiún, en el resto de poblaciones disponen de luz eléctrica, poco a poco van desapareciendo las jaimas y apareciendo viviendas construidas con bloques y fachadas de cemento, aquellos que se lo pueden permitir.

Fernando Arcas ha regresado a España tras visitar los campamentos, sorprendido por la capacidad de resistencia de los saharauis en una de las zonas más duras del desierto, a la espera de que se solucione un conflicto que dura ya demasiados años sin visos de un final feliz.