Un Cristo de marfil, varias esculturas del niño Jesús (entre ellas una de Roque López) y cuadros de primer orden como los retratos del rey Felipe V y de la reina María Luisa de Saboya, así como lienzos de temática religiosa. Así, hasta 80 piezas. Es lo que se supone que han sacado del Convento de la Encarnación de Mula las monjas Clarisas, que se mudan a Elche (Alicante), por la falta de vocaciones en el pueblo.

«Las monjas no han contestado». Es lo que aseguran desde la Consejería de Educación y Cultura de la Región, cuando se les pregunta por el escándalo del presunto expolio llevado a cabo por las religiosas en el Convento de Mula. Cuando la Dirección General de Bienes Culturales tuvo conocimiento de la mudanza que las hermanas estarían llevando a cabo, técnicos de la Consejería se desplazaron al lugar, para hacer un inventario de los bienes. Hay que recordar que se trata de Bienes de Interés Cultural (BIC), que no se pueden mover, salvo previa autorización.

Y no es el caso de lo que, al parecer, hicieron estas monjas. Cuando la Consejería les mandó un requerimiento para pedir explicaciones, no contestaron. No obstante, desde este departamento explican que todavía hay plazo para que las hermanas respondan. Si siguen sin hacerlo, habrá otro requerimiento oficial, «que se está preparando». Se trataría de bienes muebles con cronologías que abarcan desde el siglo XVII a la actualidad, con un valor histórico y artístico de primer orden.

Según fuentes cercanas al caso, las monjas también se han llevado a Elche el relicario original de la Santa Espina, una reliquia cuya autenticidad está autentificada por el Vaticano y en marzo de 2017 estrenó otro estuche, donado por la Diócesis italiana de Brescia.

Este diario intentó recabar la versión de las Clarisas de Elche, que rechazaron hablar. En Elche, las Hermanas Clarisas llevan once años en unas instalaciones nuevas junto al río Vinalopó después de dejar el centro de la ciudad por haberse quedado pequeño el antiguo convento de La Merced. Desde su nuevo lugar de oración, las monjas de clausura se han convertido en grandes productoras de obleas, llegando a distribuir 400.000 unidades al mes a parroquias de toda España. También acogen varios días en su hospedería hasta a gente que acude a encontrarse consigo misma y que buscan su momento de espiritualidad.

Recientemente pidieron al Ayuntamiento una licencia de obras para hacer una reforma en el convento, pero al parecer no guarda relación el patrimonio procedente de Mula. Fuentes cercanas a la orden religiosa indican que el permiso solicitado tenía que ver con unas obras para adecuar la hospedería.

Con un horno industrial muy específico, de los pocos que existen en España, trece religiosas se dedican cada día a dar forma a miles de hostias artesanales, convertidas en sagradas por la Iglesia católica. Mientras, otras labores que tradicionalmente han estado ligadas a las monjas de clausura, como lavar y planchar los vestidos de comunión, de novia y mantelerías, sí que han entrado en decadencia.