La víctima no quería contarlo, pero su madre la pilló, llorando, cuando se lo confesaba a su propia hermana. Comenzó entonces, con la denuncia en el cuartel, un proceso que se salda ahora con la condena al individuo. La Audiencia Provincial de Murcia ha condenado a un hombre que ahora tiene 57 años de edad a una pena de dos años de cárcel por abusar de una niña, amiga de su propia hija, cuando la pequeña tenía 7 años. Los ataques sexuales tuvieron lugar en Totana en el año 2005, y hasta el 2015 no fueron denunciados por la madre de la menor, dado que la víctima, que tiene secuelas psicológicas, nunca antes contó nada.

Pese a haber sido condenado, y ser la sentencia firme (ninguna de las partes ha recurrido), este sujeto no ha entrado aún en prisión: al ser condenado a dos años, se le puede conmutar la pena y no llegar a ingresar en un penal.

Tal y como se explica en el relato de hechos probados de la sentencia, el adulto aprovechaba que la niña se quedaba a dormir en su casa por ser amiga de su hija para abusar de ella. En concreto, para entrar en la habitación donde dormían ambas niñas. En una ocasión, destapó a la menor y le dijo que «se callara y se quedara quieta mientras que le tocaba la cabeza, el pelo, el pecho, la barriga y le acariciaba los genitales por encima de la ropa». Otra vez, el acusado recogió a la niña en su vehículo y cuando su mujer ya no se encontraba presente, condujo hasta un lugar alejado y paró el coche. Entonces el abusador «cogió la mano de la víctima y se la acercó a su pene para acariciárselo, hasta que la niña retiró la mano»; de nuevo en el volante, el hombre le dijo que «se sentara encima para enseñarle a conducir y empezó a tocar las partes íntimas de la niña», apunta la Audiencia.

La denuncia fue realizada por la madre de la víctima en enero del 2015, una década después de lo acontecido. Y es que, según admitió luego la propia víctima, ella «nunca quiso que los episodios vieran la luz». Lo que pasó fue que las dos hermanas estaban hablando de situaciones incómodas vividas por ambas, cuando la víctima detalló a su hermana lo que le pasó.

En su declaración, ha reiterado muchas veces que, dada su corta edad en aquel momento, no recuerda muchas situaciones y que es posible que los hechos ocurridos en la casa se produjeran en diversas ocasiones.

Tras lo ocurrido, la joven tiene una frágil situación psicológica y en el momento de la denuncia, en 2015, una de sus profesoras dijo que «no quería estudiar ni hacer nada». Además, padecía de un gran desánimo, preocupación y mala imagen de ella misma.

En cuanto al ya condenado, que fue defendido por el abogado Aniceto Luis García, niega haber hecho nada y solo admite que «la menor se quedó a dormir al menos una vez en su casa y que llevó a la niña en su coche». El individuo, además de tener que indemnizar a la víctima con una cantidad de 15.000 euros, más intereses legales, tiene prohibido la aproximación y comunicación con la afectada, destaca la Audiencia Provincial de Murcia.