Se acerca la festividad de Todos los Santos y en muchas familias de la Región, además de recordar a los seres queridos fallecidos, es motivo de encuentro y de pasar un día en torno a una buena mesa, recordando platos de antaño. Aunque en la Región, existen pocos platos vinculados directamente con esta festividad como pueda suceder en otros países como México, sí que han cogido arraigo diferentes platos, más bien por los productos típicos y propios de cada zona y también como aprovechamiento máximo de la comida en tiempos de escasez. La mayoría se pueden encontrar en mercadillos y, sobre todo en pastelerías, donde estos días conviven los dulces tradicionales con otros 'importados' de la festividad de Halloween, que cuenta también con multitud de recetas.

Pero también es momento para ponerse manos a la obra y hacer en casa algunos de estos dulces típicos.

1.- Huesos de Santo. Se trata de un dulce de mazapán que al darle forma de canutillo se rellena de dulce de yema. Su nombre viene por la forma en la que se preparan, alargada y cilíndrica, que recuerda a un hueso con su tuétano, muy propio del día de muertos.

Aunque el empleo del mazapán en la cocina de nuestro país comienza con la época andalusí, la elaboración de este postre se remonta a comienzos del siglo XVII. Seguramente por coincidir con la recolección de la almendra, se prepara este postre con base de mazapán para el Día de Difuntos.

Aunque este dulce se encuentra extendido por casi toda la geografía, hay comunidades donde se incorporan dulces propios similares, como los panellets, en la zona de Cataluña, y los huesos de san Expedito, por la zona sur de España, todos con la almendra y el mazapán como protagonista.

Es verdad que como antaño ya no se celebran la mayoría de las fiestas, pero lo que sí ha quedado claro es que gracias a nuestro repertorio gastronómico, es fácil seguir la fiesta en la mesa con esta receta o con las Recetas de Todos los Santos.

2.- Torrija es un plato hecho de una rebanada de pan (habitualmente de varios días) que es empapada en leche, almíbar o vino y, tras ser rebozada en huevo, se fríe en una sartén con aceite. Se endulza con miel, melaza o azúcar y es aromatizada con canela. También hay recetas más moderas en las que se empata con leche calentada previamente con té.

3.- Buñuelos de viento. En un cazo se pone el agua, la mantequilla, el azúcar (también el azúcar vainillado), la ralladura de limón y el pellizco de sal. Hay que llevarlo a ebullición y cuando empiece a hervir, verter la harina de una vez, sin retirar del fuego mueve con una cuchara de madera hasta que la masa se desprenda de las paredes del cazo.

Se retira entonces del fuego y se deja que la masa se entibie para después incorporar los huevos de uno en uno. Hasta que el primero no se haya integrado en la masa, no hay que incorporar el siguiente. Una vez finalizada la elaboración de la masa de buñuelos, se deja reposar una o dos horas para que adquiera más consistencia.

Pasado este tiempo, se pone una sartén con abundante aceite a fuego suave, y se va depositando cucharaditas de masa poco a poco, la masa se inflará y necesitan espacio. Hay que darles la vuelta para que se doren y se inflen por todos lados. Hay que dejar los buñuelos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite, y pasarlos después a un plato para espolvorearles azúcar, puede ser azúcar glass.

4.- Rollos de azúcar (también muy propios de Semana Santa): Se baten los huevos, se añade el aceite, la raspadura de limón, gaseosas, la leche y el azúcar. Se mezcla todo y se va añadiendo poco a poco la harina, hasta conseguir una textura modelable con las manos. Dejar reposar 15 minutos.

A continuación hacemos con la masa una bolita pequeña y le hacemos el agujero, y las vamos echando a la sartén, cuando estén doradas sacarlas y espolvorearlas de azúcar.

Hacemos con la masa una bolita pequeña y le hacemos el agujero (Para que no se peguen en las manos nos las untaremos con aceite), y las vamos echando a la sartén, cuando estén doradas sacarlas y espolvorearlas de azúcar.

Para que no se peguen en las manos nos las untaremos con aceite.

5.- Leche Frita. Pon en un cazo aproximadamente 450 gramos de leche, añade la ramita de canela, la piel de limón y la vaina de vainilla. Lleva el cazo al fuego y calienta hasta que rompa a hervir. Entonces retira el cazo del fuego, tapa y deja infusionar unos veinte minutos.

Cuela la leche y ponla de nuevo en el cazo. Disuelve la Maizena en el resto de leche e incorpórala al cazo, ponlo de nuevo en el fuego y añade el azúcar, cuece a fuego medio y sin dejar de remover hasta que la leche espese. A continuación, viértela en una bandeja de pyrex o en otra que te permita hacer una capa con la preparación de un dedo aproximadamente, según el material que tenga, puede ser necesario untarla con mantequilla o poner papel vegetal (o film).

Cubre la leche con film transparente a piel y deja enfriar y reposar en el frigorífico hasta el día siguiente. También se puede hacer con menos reposo, pero con menos garantías de que haya cogido cuerpo y sea fácil de manipular.

Prepara los ingredientes para el rebozado, mezcla el azúcar con la canela en polvo y bate el huevo en un plato hondo. Prepara también una sartén con aceite para freír la leche y una bandeja con papel absorbente para colocarla una vez hecha y desprenderse del exceso de grasa.

Retira la leche preparada del frigorífico, córtala con un cuchillo de hoja lisa en cuadraditos o rectángulos. Pásalos primero por la harina y después por el huevo batido, a continuación fríelos en el aceite caliente y dales la vuelta para que se hagan por los dos lados. Cuando la leche esté frita, ponla sobre el papel de cocina absorbente.

Hay otros platos que comienzan a aparecer en esta época del año y ya se han convertido en propios del Día de Todos los Santos, como los siguientes:

6.- Castañas Asadas

7.- Boniatos asados

8.- Arrope calabazote