Llamó al 112 porque se encontraba mal y, en medio de la llamada, dejó de hablar. El silencio hacía temer lo peor. Los operadores sospecharon que, efectivamente, el hombre se encontraba en apuros. Pero no le había dado tiempo a decir dónde estaba.

Entra entonces en acción el buen hacer del enfermero coordinador de guardia del 061, que comenzó las indagaciones para descubrir de dónde procedía la llamada. El objetivo: dar con el hombre y prestarle ayuda.

Se determinó, en la investigación, que la llamada se había hecho desde la Ciudad del Sol. Con la colaboración de la Policía Local de Lorca, finalmente se concretó que el teléfono estaba en un domicilio de la avenida Juan Carlos I. Hasta ahí se desplazaron Bomberos del Consorcio, que tiraron la puerta abajo y encontraron al hombre, en el suelo, indican fuentes cercanas al caso.

También se movilizaron sanitarios en una ambulancia del 061, aunque los profesionales únicamente pudieron certificar el óbito.

El difunto era un varón de 63 años. A falta del resultado del informe del forense, su cuerpo no presenta signos de violencia y se baraja una muerte natural por un síncope. Los restos mortales fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal, para practicarle la autopsia que determine la causa de la muerte.