Sofía Elisabeth R. lleva en prisión provisional más de tres meses y se encuentra «con ganas de salir y de ver a sus hijos», explica su abogado, Vicente San Martín. La joven está entre rejas porque se la acusa de haber dado muerte a su esposo, Esteban, de una cuchillada en la yugular. Algo que ella reconoce que hizo (es más, el día de los hechos llamó ella misma a Emergencias para decirlo), pero que, insiste, no fue un crimen: fue un accidente.

Es la versión que la joven dio en su momento en el Juzgado de Guardia, y que el titular del Juzgado de Instrucción Nº 4 de San Javier no se creyó. En el auto en el que decretaba la prisión preventiva de la mujer, el juez detallaba que la zona en la que se produjo el corte mortal (la yugular) no tenía pinta de ser un lugar donde un cuchillo acaba por accidente. La sospechosa dijo primero que se defendía de una agresión machista, y kuego que ella estaba intentando cortarse las venas, que su esposo fue a impedírselo y que, en el forcejeo, el arma blanca acabó en el cuello de él. Ocurría todo en un domicilio de la calle Alcalde Santiago Arreba, en el barrio de Las Esperanzas de la localidad costera de San Pedro del Pinatar.

Ya en marzo, cuando la mujer era enviada a la cárcel, su letrado defensor explicaba que su clienta tenía esperanza en que la grabación del móvil de su esposo, hecha instantes antes del suceso, arrojase luz sobre lo que sucedió y demostrase su versión de que todo fue un terrible accidente. La cuestión es que el terminal en cuestión fue mandado a Valencia y ahí sigue.

Y es que en la Región no existe la infraestructura necesaria para analizar un móvil de la manera que el caso precisa. Durante el suceso, el teléfono acabó roto. No se sabe si cayó en el supuesto forcejeo o si la sospechosa, presuntamente, llegó a estrellarlo contra el suelo. Ella sostiene que cayó. Es más, apunta que es la primera interesada en que se vea el contenido del celular: ahí su esposo, afirma, habría grabado su propia muerte.

En la V Zona de la Guardia Civil, ocho personas conforman el Grupo de Homicidios de la Unidad Orgánica de Policía Judicial. Cinco más integran el Laboratorio de Criminalística, cuyas instalaciones se ubican en la planta baja de la Comandancia de Murcia. Ahí se analizan balas y huellas, pero no ADN (las muestras se envían a Madrid) ni tampoco se desmenuzan teléfonos. De ahí que los investigadores de la Región, que resolvieron rápidamente el caso, estén a la espera de lo que haga Valencia.

La idea es que allí se logre recuperar todo el contenido del móvil de Esteban. No solo el vídeo en cuestión, más cosas. Los celos, confesados por la presunta agresora, serían el móvil del crimen (o accidente, según Sofía), y los investigadores quieren comprobar si la víctima guardaba en su teléfono imágenes de otras mujeres o mensajes con ellas. El abogado Vicente San Martín también pidió en su momento una copia de las fotos del teléfono.

El letrado señaló este miércoles a LA OPINIÓN que está a la espera de que llegue el análisis del móvil de una vez y que, cuando lo tenga, pedirá la libertad de su clienta. Que, entre rejas, espera el momento de volver a ver a los dos hijos, ambos menores, que tuvo con Esteban.