El cuerpo de María V., de 82 años de edad, aparecía en su vivienda de Abarán a finales del pasado mes de abril. El informe del forense corroboró lo que la inspección ocular ya evidenciaba: la señora había sido asesinada. Desde entonces, la Policía Judicial indaga en el entorno de la víctima y habla con sus familiares y vecinos mientras estrecha el cerco para dar con el autor (o autores) de esta muerte violenta.

El de María es el crimen sin resolver más reciente de los que están sobre la mesa de los profesionales del Instituto Armado. Hay tres más, los tres hombres: uno en Fuente Álamo, otro en Totana y otro en Yéchar (Mula).

El teniente jefe del área de Delitos contra las Personas de la V Zona de la Guardia Civil, explica que «en los casos de homicidios, las primeras horas son primordiales». En la misma línea, admite que hay crímenes que «si no los hemos podido solucionar en unos días, se pueden alargar demasiado». Lo cual no significa que se dejen de investigar, ya que «no se abandona nunca» un caso, remarca.

Decenas de agentes se dejan la piel en una comunidad que «no destaca por su criminalidad», aunque sí tiene «una actividad delincuencial estimable, al ser una provincia de costa», apunta el teniente. En Delitos contra las Personas tienen «la filosofía de esclarecer lo reciente y luego resolver lo antiguo», dado que «de lo reciente puedes encontrar más evidencias» que ya no hay forma de obtener de los homicidios de hace una década, precisa. La prueba estrella, que hace años no estaba tan extendida, es la del ADN. Se recogen muestras y se mandan a un laboratorio que está en Madrid. Los resultados tardan, dado que «el número de hechos en toda España es muy alto», comenta.

El primero de los cuatro casos recientes aún abiertos tuvo lugar en un paraje del municipio de Fuente Álamo, allá por el mes de marzo. A los investigadores del área de Delitos contra las Personas de la Guardia Civil les tocó emplearse a fondo en una jornada en la que también una mujer mató a su esposo, presuntamente, de una cuchillada en el cuello en su casa de San Pedro del Pinatar (en este suceso, la sospechosa ingresó en prisión provisional). El cuerpo apareció en el cauce de la rambla La Azohía. Los forenses determinaron que llevaba semanas muerto y confirmaron que presentaba dos heridas en la cabeza. Los investigadores que se personaron en la zona, en medio del campo, encontraron dos rocas ensangrentadas. La propia sangre del difunto, de 43 años y vecinos de Fuente Álamo.

El segundo caso sin resolver, de momento, pasó en Totana. Se encontró un cadáver dentro de un coche en el Camino Hondales. Se trataba de un varón de 46 años y origen albanés. Y le habían pegado un tiro. La Policía Judicial llegó a efectuar una detención relacionada con este crimen, aunque, tras pasar por el Juzgado de Guardia, el sospechoso quedó libre. No obstante, las pesquisas siguen en marcha y se espera contar en breve con más pruebas que faciliten el esclarecimiento del caso. Los investigadores tienen claro que el ajuste de cuentas está detrás de este crimen.

A mitad de abril acontecía el tercer homicidio que continúa sin resolver. Varios hombres se personaban en la casa de un vecino, conocido como 'El Perete', en la población muleña de Yéchar, y lo mataban a tiros. Acto seguido, escapaban. Desde el principio la principal hipótesis fue que se trataba de un ajuste de cuentas. Los investigadores localizaron, en una vivienda contigua a la que fue escenario del crimen, 130 matas de marihuana.

El cuarto asesinato sin resolver es el de la citada María V. Ocurría en la calle Doctor Molina de Abarán, en abril. Tras recibir un aviso, fue la Policía Local quien encontró el cuerpo de la señora, tendido en el suelo de su casa. En un charco de sangre. Inerte. Rápidamente, al lugar se desplazaron expertos del Instituto Armado, que precintaron la puerta del piso de la vecina y procedieron a la búsqueda de pruebas. Debido a la avanzada edad de la difunta, se pensó en una muerte natural o en una caída doméstica mortal, pero el cuerpo presentaba heridas de arma blanca. A María la habían matado. Los allegados de la mujer asesinada la echaron en falta porque no asistió al funeral de un vecino de toda la vida. Al notar la ausencia de María, dieron por hecho que le había pasado algo, aunque pensaron que estaría guardando cama por alguna dolencia. Pero la habían matado. La Policía Judicial estrecha el cerco al asesino.