Hace un año que la organización atraviesa por una mala racha y ante la escasez de recursos, Cáritas Interparroquial de Yecla lanza un llamamiento a la población para aportar alimentos y artículos de higiene con los que atender la creciente demanda con la que lidian desde el pasado año. Las necesidades se han disparado ante, según su presidente local, José María Alonso, «la llegada de nuevo de inmigrantes y las condiciones precarias de muchos puestos de trabajo».

Concretamente las peticiones de ayudas han aumentado un 28% y cada vez se cuentan con menos recursos: «La demanda aumenta y los recursos bajan. En estos momentos estamos preparando iniciativas como pedir en las puertas de supermercados, o montar puestos para informar, concienciar y recoger alimentos», algo que Cáritas Yecla no había necesitado realizar desde hace años.

Según datos de la organización, actualmente Cáritas Yecla atiende a cerca de 300 familias, entre 800 y mil personas, que han llegado en los últimos años a Yecla y ocupan puestos de trabajos temporales y precarios, «con lo que hay familias que no pueden subsistir», aclara el presidente. Otra de las posibilidades a las que están abiertos y a las que también invitan a participar es hacerse socio-donante a través de aportaciones económicas, puesto que «aunque necesitamos alimentos también hay otras iniciativas y proyectos que se llevan a cabo con dinero, otro bien escaso ahora mismo».

También hay datos positivos de los que alegrarse. José María Alonso ha destacado los logros conseguidos con el Proyecto Nazaret, con el cual cientos de jóvenes en riesgo de exclusión social han conseguido formación y, un tercio de ellos, un empleo. La iniciativa surgió hace cuatro años y aglutina a jóvenes de Yecla y Jumilla que viven en entornos conflictivos o están en riesgo de quedar excluidos y sin posibilidad de labrarse un futuro laboral.

Actualmente hay 15 jóvenes que están realizando el certificado de formación y desarrollando prácticas en empresas de Yecla que colaboran de forma desinteresada para dar «una oportunidad a quienes lo necesitan». De 300 personas que han pasado por el programa, 100 han conseguido un puesto de trabajo, un dato positivo si se tiene en cuenta que no es sencillo para las empresas colaborar debido al «perfil no convencional de los chicos que participan, que deben aprender capacidades y comportamientos que no han desarrollado en su entorno», subraya Alonso. Estos proyectos necesitan del apoyo económico de administraciones y de la población para que puedan salir adelante.