Más de 3.000 vecinos y visitantes, muchos menos que otros años, participaron ayer en la tradicional romería de Mahoya, una de las fiestas grandes del municipio de Abanilla, que disfruta de sus desfiles de Moros y Cristianos. Como cada año, los romeros acompañaron la imagen de la Santa Cruz desde la parroquia de San José de Abanilla hacia la ermita de Mahoya, entre los disparos de varios centenares de arcabuceros, todos ellos con los permisos legales para poder llevar y usar armas de fuego. La romería de la Cruz llegó en tan sólo 4 horas al pequeño templo, donde ya estaba a las doce de la mañana.

Al llegar la imagen de la Sagrada Reliquia a la ermita de Mahoya, se produjo el tradicional acto de rodaje de bandera, a cargo de los capitanes, representados este años por los de la Santa Cruz, Bernardo Herades y Dolores Vilches. Pasados unos minutos del mediodía los romeros ya disfrutaban de la bendición, que finalizó con la suelta de la paloma de la paz y el tradicional baño de la Cruz.

Al finalizar la romería, tuvo lugar la misa en la ermita de Mahoya, donde la Santa Cruz quedó expuesta para que los fieles la veneraran. Después, los romeros aprovecharon para comer y disfrutar de la comida típica: conejo frito con tomate y tortilla de patatas. Tras la comida, la reliquia emprendió el camino de vuelta a la parroquia de San José. No se produjeron incidentes destacados, salvo algunas contusiones por la caminata.

La romería de Mahoya es una de las fiestas con mayor tradición en Abanilla. Ayer, pese a ser día de semana y a que el número de personas que acudieron era algo menor que otros años, se calcula que cerca de 3.000 honraron a la Cruz de Abanilla y demostraron que la devoción sigue intacta.