Antonio Ruiz Rojo, propietario de una cabaña de équidos en la pedanía lorquina de La Hoya, ha recibido diez años después de efectuar la operación el reconocimiento por parte de la OTAN, a través de la Brigada de Infantería de Montaña del ejército alemán, por la venta de dos mulas que sirven de acompañamiento a los militares que pertenecen a la citada brigada. Ruiz no sale de su asombro por el reconocimiento que acaba de recibir con un video incluido sobre el estado actual de los animales. Las dos mulas que este vecino ganadero vendió hace una década a la OTAN se llaman ‘Sevillana’ y ‘Portuguesa’.

Los militares buscaban animales de este tipo de entre cuatro y seis años de edad y los encontraron en Lorca gracias a la mediación del Centro Integrado de Formación y Experiencias Agrarias, dependiente de la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería y Pesca que dirige Miguel Ángel del Amor. También adquirieron otros ejemplares en zonas de Cartagena. En los ejemplares équidos que buscaba la Brigada de Infantería de Montaña del ejército alemán destaca la fuerza, resistencia y docilidad que los hace adecuados para transportar pesadas cargas y suministros de diversa índole hasta lugares difíciles para el acceso de cualquier ser humano.

Las mulas se caracterizan por tener una altura baja, de forma que resulta fácil de cargar y descargar, y a la vez son adecuadas para este tipo de trabajos, según el ganadero lorquino. Cuando se llevó a cabo la adquisición, no exenta de pruebas sobre el terreno para comprobar que servían para la misión que iban a desempeñar, al propietario de la cabaña le dijeron que los animales iban destinados a la guerra de Afganistán. El tipo de mula que más gusta a los militares para esta misión ''son las de brazos y pata fina porque se mueven con mayor facilidad'', asegura.

Ruiz ha mostrado su satisfacción también porque, como buen amante de los animales, ha podido comprobar a través de un vídeo que le han entregado que sus dos mulas se encuentran en perfecto estado de salud, ''gordas y cuidadas'', dice. Este vecino de Lorca que tiene su ganadería como hobby afirma que conoce el funcionamiento de este tipo de animales desde que tenía 12 años cuando comenzó a arar la tierra para labores agrícolas.

Esta situación se prolongó, según Ruiz, ''hasta que aparecieron los tractores'' y afirma que ''los jóvenes de hoy deberían ser conocedores de las penurias que se pasaban en otros tiempos, cuando no había tantos adelantos y todo se hacía a mano, porque hoy muchos de esos jóvenes ven el chusco y no conocen su procedencia''.

En la pequeña cabaña que mantiene como hobby en la pedanía de La Hoya a cada animal le ha puesto un nombre. Responden cada vez que se les nombra por ‘Camarera’, ‘Chica’, ‘Descarada’, ‘Portuguesa segunda’, o ‘Caprichosa’. Como buen amante de los animales, este ganadero lorquino es asiduo a la fiesta del Rocío, a la que suele acudir con una buena representación de sus animales cada vez que puede, donde asegura que ''se hacen muy buenos amigos'', aunque reconoce que ''nadie puede hablar del camino sin conocerlo y sin haber llegado a la aldea''.

Pero su mayor satisfacción es que ya tiene sucesor para mantener el baluarte que tiene montado junto al Camino Viejo de La Hoya. Se trata de su nieto, Roque Ruiz Martínez, que este mes de mayo cumplirá siete años de edad.