El Juzgado de Instrucción Nº 3 de Cieza ha condenado a un dentista de esta localidad a pagar 11.200 euros a una de sus pacientes por las secuelas que le dejó cuando en teoría iba a arreglarle la boca, más otros 5.342 por lo que le costó el tratamiento, más los intereses.

Según se detalla en la sentencia, este odontólogo de Cieza incurrió en " una mala praxis en la realización del tratamiento previsto, no en cuanto a su planificación inicial, sino en cuanto a su ejecución y sobre todo a que no supo resolver los problemas que se fueron presentando, que sin ser anormales en este tipo de tratamiento no supo encauzarlos correctamente y darle una solución adecuada a la mujer, que acudió a él para la resolución de unos problemas bucales, confió en su resolución y al día de hoy todavía no tienen una solución definitiva.

Y detalla lo siguiente: "La elevación del seno izquierdo provocó por la rotura de la membrana una fistula orisinusal, que originó una infección, que es cierto que se cura con antibiótico y dejando que cicatrice, siendo una complicación que puede producirse de forma habitual pero resultando la mala praxis del actuar posterior del demandado, que como señalo el perito judicial, probablemente no trató esa rotura y dejo que cicatrizara, sino que procedió a rellenar sin tratar la complicación y al estar en contacto el relleno con el seno maxilar lo infectó ocasionando una sinusitis crónica, que puede aparecer en cualquier momento".

La sentencia comenta que a la mujer, defendida por el letrado Jawad Romaili, "en la parte derecha tras la elevación del seno se colocó el implante 15, colocándole una corona, lo cual es habitual, pero introduciéndose la comida entre el 15 y el siguiente, tallando el diente natural y colocando otra corona, pero sin ajustar bien la prótesis del implante 15 al adyacente, produciéndose una periimplantitis, que es la inflamación de los tejidos alrededor del implante sometido a carga que producen la pérdida de hueso, en la que como reconoce el perito judicial puede influir varios factores como una mala higiene bucal pero que descarta en la actora, sino que considera que en definitiva todo se debió por la mala colocación del implante sobre una encía mal escogida, sin saber resolver adecuadamente los problemas que se fueron planteando con posterioridad".

Y la situación se complicó, "pues la mujer no siguió con el tratamiento y no se colocó el implante 16 previsto y ello dio lugar a una excesiva extrusión del antagonista el 46, que hubo que exodonciar y al estar solamente el implante 15, reparte mal las fuerzas y puede también romperlo. Pero sin que pueda imputársele nada al menos por esta juzgadora a la actora, pues, aunque es cierto que dio por terminado el tratamiento sin haber concluido este, también lo es que dado las complicaciones que fueron surgiendo desde el inicio, sin que por el demandado se le diera una satisfactoria solución, pues su situación iba empeorando, ocasionó una pérdida de confianza en ella, una intranquilidad y miedo que le hizo no seguir con el demandado, es decir, abandonar el tratamiento".

Las secuelas que le han quedado son las siguientes: ausencia de estructura maxilar y mandibular dental fija boca dientes (perdida dental traumática), pérdida de hueso alrededor del implante, alteración traumática de la oclusión dental por lesión inoperable, sinusitis crónica postraumática, mal contacto interdental y mucho miedo a ir al dentista. Esto último se considera un trastorno neurótico.