Allá por octubre de 2018, un individuo era detenido después de atrincherarse con sus cuatro hijos en su vivienda de Abanilla. Ahí dentro permanecía, cuchillo en mano, y sin dejar salir a sus vástagos. Un negociador especializado de la Benemérita se movilizó a la localidad y charló con el hombre, hasta que lo convenció de que cesase en su empeño y dejase salir a los menores. Entonces el sujeto fue arrestado. Y el viernes por la noche, presuntamente, volvió a hacer lo mismo, indicaron fuentes cercanas al caso.

Agentes de la Policía Local se movilizaban hasta un domicilio del pueblo después de recibir el aviso de que había una señora pidiendo auxilio por la ventana. Decía que su pareja quería acabar con su vida. Cuando los policías llegaron a la vivienda en cuestión, pudieron escuchar los gritos de desesperación de la víctima y golpes tras la puerta.

Dado que había indicios de que la integridad de la mujer podía estar en serio peligro, los agentes procedieron a romper la puerta con intención de acceder a la casa y frenar la violencia. De este modo, los municipales hicieron un agujero en el cristal de la puerta, y por él vieron a la víctima luchando, ya en el suelo, con el atacante, detallaron las fuentes.

La señora consiguió zafarse de su agresor y lanzar a la Policía, por una ventana, las llaves del domicilio. De inmediato, los agentes entraron y fueron a socorrer a la vecina. Le salvaron la vida.

Pero la mujer no estaba sola con su agresor en esa casa: dentro también estaban sus cuatro hijos, todos menores de edad. Los mismos niños a los que, allá por octubre, tuvo su padre retenidos contra su voluntad durante horas. Tienen uno, tres, cinco y siete años. La Policía Local también se apresuró a auxiliar a los menores y sacarlos del domicilio, junto a su progenitora.

Mientras tanto, el presunto agresor, ante la presencia de los héroes que habían socorrido a su familia, se encerró en el baño de la vivienda. Como la mujer y sus cuatro pequeños se encontraban ya a salvo, comenzaron las negociaciones con el sujeto, el cual portaba un objeto cortante en sus manos y en todo momento mostró una gran agresividad.

Un descuido. Fue lo que tuvo el sospechoso, y lo que aprovecharon los agentes para arrestarlo. Es. al menos, la tercera vez que se produce un acontecimiento violento por parte de, presuntamente, esta persona. Un hombre que, según apuntaron fuentes próximas a la investigación, tendría problemas psiquiátricos. Problemas de los cuales, tras el episodio del viernes, estaría ya siendo tratado, señalan las fuentes.

Los agentes también se incautaron en la vivienda conyugal de un cuchillo de cocina de grandes dimensiones.

Por el episodio del pasado mes de octubre, este individuo tenía en vigor una orden de alejamiento: es decir, estaba expresamente prohibido por un juez que se aproximase a su familia. Así se decretó en el Juzgado de Instrucción número 3 de Totana, que es donde fue llevado, en otoño, este sospechoso. Un hombre de origen marroquí que tiene 31 años de edad y responde a las iniciales M. E. Se le investiga por violencia de género, amenazas y quebrantamiento de condena.

Del caso se hace cargo la Benemérita, Cuerpo competente para investigarlo. Aunque, si los médicos confirman las dolencias mentales del acusado, éste podría llegar a ser considerado inimputable, apostillan fuentes judiciales.