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La pedanía de La Hoya celebró ayer su tradicional romería con la imagen de la Virgen de la Salud que, un año más, acompañada de los romeros, hizo el recorrido desde la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, donde permanecía desde el pasado mes de diciembre, hasta el santuario del monte enclavado al pie de la sierra de Tercia.

Cientos de personas, niños, jóvenes y mayores acompañaron a la patrona en una mañana fría, donde el viento ensombreció la jornada festiva. Aun así, el día estuvo repleto de emociones, recuerdos, oraciones y sentimientos encontrados, como suele ocurrir con los vecinos de este pueblo cada 2 de febrero, día de la Candelaria. El hecho de coincidir la fiesta en sábado hizo que el número de asistentes fuese mayor que otros años.

Antes de partir la comitiva hacia el monte, se ofició la misa en la iglesia de La Hoya y al terminar la ceremonia religiosa, el párroco, Kenneth Chukwuka, impartió la bendición a las mujeres embarazadas. A continuación, la patrona de La Hoya salió a la calle a hombros de los mayordomos. En la puerta del templo le esperaban los guiones de la cuadrilla, que entonaron las primeras coplas que sirvieron para animar a la concurrencia antes de emprender la marcha y recorrer a pie los 4 kilómetros que separan la iglesia parroquial del santuario serrano.

Del primer saludo mañanero, en forma de canto de pascuas, se encargaron Andrés Abellaneda, Serafín Ruiz 'El Fari', José Acosta 'El Ganadero', Juan José Montes y Marisa (hija de Paco 'El Chicharra'), conocedores todos ellos como nadie de esta ancestral tradición. La comitiva enfiló el camino hacia el santuario con personas descalzas que cumplieron así las promesas hechas a la Virgen por la devoción que sienten hacia ella.

Al comienzo del desfile iba el trono con una réplica de la patrona que portaron durante todo el trayecto un grupo de niños de la pedanía como prueba evidente de que la tradición va pasando de padres a hijos y no decaerá nunca. El recorrido se hizo más llevadero gracias a la música de la cuadrilla y a las jotas, parrandas y malagueñas que los vecinos y visitantes bailaban en plena calle para superar el ambiente frío de la mañana, mientras que los mayordomos, como verdaderos artífices de la fiesta, se preocupaban de que nadie estuviera desatendido ofreciendo un buen trago de anís o coñac.

Al llegar al santuario se llevó a cabo la misa de campaña, presidida por el párroco de Puerto Lumbreras, Alejandro Caser, junto al párroco de La Hoya y dos sacerdotes más, en la puerta de la ermita bajo la carpa instalada por el Ayuntamiento. En ella participó el grupo rociero 'Los Romeros de Lébor'.

Al finalizar la misa, en el interior del templo comenzaron los cantos de pascua que se prolongaron hasta el anochecer. Parte de los asistentes se dispersaron por el monte para comer en familia junto a las hogueras que se encendieron para la ocasión.

Las paellas, carne a la brasa y los embutidos recién elaborados fueron los platos fuertes de la jornada, acompañados de la música de las guitarras y panderetas. Tras la comida, en la puerta de la pequeña ermita y en una carpa instalada para la ocasión, el maestro de ceremonias, Francisco Jesús Abellaneda, inició los bailes de pujas, que se prolongaron hasta las 20 horas con la subasta de jotas, parrandas y malagueñas.

Al finalizar los bailes se procedió a la subasta de la monumental tortada elaborada, un año más, por la pastelería Zenon de Lorca. En 2018 la subasta alcanzó los 4.700 euros. A lo largo de la jornada fueron muchas las personas que se desplazaron hasta la primitiva ermita de La Salud para contemplar y rezar ante la imagen que permanece expuesta en su capilla. Por la noche y para combatir el frío, los mayordomos ofrecieron a todos los asistentes chocolate caliente con bizcocho. Asimismo tuvo lugar el sorteo de la monumental cesta navideña con más de una docena de jamones y otros. productos.