Llega el fin de semana de las celebraciones por la festividad de San Blas y Yecla se prepara para vivirlas con intensidad. La historia de esta tradición se remonta al siglo XVI, época en la que se fundó la cofradía de San Blas. Durante hoy y mañana, cientos de vecinos acuden a las diversas actividades organizadas y miles de ellos comerán el tradicional pan bendito que está presente en toda casa yeclana.

La particularidad, y una de las tradiciones más arraigadas en Yecla de cara a esta festividad, es la elaboración de panes benditos. A base de harina fuerte, levadura, huevo, azúcar, aceite, zumo de naranja, leche y ralladura de cáscara de limón, se hornea este dulce. Los que no lo cocinan, acuden a uno de los muchos hornos que durante este fin de semana prepararán miles de ellos. Los panes se adornan con 'pajaricas', que son varillas decoradas con tiras de papel de colores recortadas, al igual que con figuras realizadas con masa de harina, agua y patata cocida. Una vez cocidos se llevan hasta la tradicional procesión del domingo presidida por un pan bendito de grandes dimensiones que, al finalizar el acto, se reparte entre los asistentes. Marca la tradición, y el patronazgo de San Blas, que los panes benditos curan y previenen los males de garganta.

La festividad de San Blas es representada por la figura de los mayordomos. Este año, la familia Marín-Martínez Sánchez es la encargada de presidir cada uno de los actos. Cuentan que el motivo de ostentar la mayordomía viene precedido de la idea del padre de José Antonio Marín, mayordomo de San Blas, que antes de fallecer expresó su deseo de ser mayordomo de las fiestas. Este año, su familia, hace realidad ese sueño. Esta noche, a pies de la hornacina de San Blas, se hará el tradicional encendido de la hoguera que alumbrará una de las calles con más historia. Una vez allí, los mayordomos preguntarán a viva voz quien desea ser clavario y mayordomo el próximo año.

Ya mañana, desde primera hora, y coincidiendo con el día de San Blas, los vecinos se reunirán a las puertas del domicilio de los mayordomos para procesionar hasta la Basílica de La Purísima, donde los panes serán bendecidos. Tras la bendición comenzará la procesión, acompañando a la imagen del Santo por las calles del centro. Los actos continuarán por la tarde con los juegos populares hasta que, entrada la noche, a las puertas del domicilio de los clavarios se realice el ritual de intercambio de insignias que asegure la continuidad de una tradición de cientos de años.