La Consejería de Agricultura ha activado las alarmas y ha emitido una orden para combatir la plaga de la avispilla que afecta a los almendros. Hace unos meses que se detectaron los primeros focos en varias parcelas del término de Jumilla. Ahora, se tiene constancia de que la avispilla de la almendra ha entrado también en zonas de Yecla, donde los agricultores han sido advertidos para que estén alerta en caso de que la detecten, según técnicos del Servicio de Sanidad Vegetal.

Hasta hace poco, la Región de Murcia parecía estar limpia de esta plaga que puede llegar a destruir hasta el 90% de la producción en las fincas afectadas. Su aspecto es muy parecido al de las hormigas voladoras, y tiene unas medidas comprendidas entre cinco y ocho milímetros de longitud. La primera zona afectada ha sido el Altiplano por su situación colindante con otras Comunidades Autónomas que ya la sufrían, como Castilla-La Mancha.

De hecho, desde la Consejería de Agricultura se ha instado al Gobierno manchego a que tome cartas en el asunto y combata, de forma conjunta con la Región, una plaga que ya ha afectado a más de 400 hectáreas en el Altiplano.

En caso de no tomar acciones, las consecuencias pueden ser fatales para uno de los cultivos más tradicionales de la zona: ''Hablamos de plaga por la rapidez con la que puede llegar a expandirse. En 2017 no había ningún indicio de su presencia y ahora hay cientos de parcelas afectadas'', asegura Antonio Soler, uno de los técnicos del Servicio de Sanidad Vegetal de la Región de Murcia.

La avispilla adulta hace su vuelo entre mitad de marzo y mediados de abril. En las variedades de almendros que en esa fecha están en caída de pétalo, la avispilla deposita entre 50 y 80 huevos que, una vez convertidos en larva, comienzan a alimentarse del fruto hasta llegar a la pepita de la almendra. Más tarde, en el mes de junio, ''es cuando se notan los primeros síntomas al quedar la almendra cuarteada y empezar a secarse''.

La larva continúa alimentándose hasta noviembre cuando entra en estado de reposo hasta que, de nuevo en marzo, nace una nueva generación de avispillas, que atacan solamente el fruto dejando intactas otras zonas del árbol, como el tronco o la raíz.

La única forma de combatir la plaga es entre marzo y abril, cuando el insecto es adulto. El problema con el que se han topado las autoridades sanitarias es que los agricultores no solo se enfrentan al peligro de ver destruidas sus cosechas, sino que para combatirlas es necesario una intervención química.

Muchos de los cultivos de almendro son ecológicos, libres de este tipo de productos, por lo que esos cultivos podrían perder la categoría de ecológico si no se actúa con cautela. Es por ello que desde la Consejería se encuentran trabajando en químicos que no alteren el estado ecológico de las almendras.

Desde el Servicio Técnico de Agricultura advierten a los agricultores de la zona de que observen y estudien si quedan frutos en sus árboles y, en caso afirmativo, abrirlos para comprobar si están afectados por la plaga. Si efectivamente encuentran que sus cultivos están afectados por la plaga, están obligados a recoger y quemar todos los frutos afectados.